Preparatoria Regional de Tala, 2014 B
El hombre no le ve entrar, es como si no estuviera ahí, no sabe qué hacer. Habla para que note su presencia, sin embargo, aquel hombre en el sillón actúa como si estuviera hipnotizado por el libro que lee o viajara dentro de sus páginas. Lo observa y por fin consigue de él una mirada profunda y distraída, como cuando no se sabe lo que se tiene frente. Hace lo primero que le viene a la mente: correr; lo hace igual que un ladrón perseguido por la justicia. Se interna en el bosque, corre hasta llegar a un lago enorme y allí alcanza a distinguir al otro lado del agua al hombre del sillón. No comprende nada, piensa: “quizás me estoy volviendo loco”.
Observa como el hombre saca un arma y le dispara. Cae sobre el lago, ve como la luz se extingue y el aire se va. Lo último que escucha es el grito de una mujer.