Sigo buscando a los perdidos — buscando incansablemente.
«Murieron» no es punto final en la sintaxis de la vida a
la que pertenecieron, no pertenecen — reanimarlos
sin importar que los aún vivos den la espalda, indiferentes.
El viento se pliega y el mar se torna de un rojo azulado
a azul rojizo: en los surcos del agua caen las cenizas
de quien fuera más firme que estos elementos. Lo denso
de algo que sobrevive, que allí permanece, insulso. Su
dueño se ha ido y el idiota no aúlla más, mientras yo estoy
inquieta cual oído locuaz. El calor primaveral, las
frescas hojas doradas del cerezo se abren y brillan — para
dialogar con la penumbra, tú mismo convertido en sombra.
El alma de los muertos es el espíritu del lenguaje:
escuchas su fulgor dentro de la expresión del pensamiento.
Versión del inglés de Jorge Pérez
Listening for lost people
Still looking for lost people — look unrelentingly. / «They died» is not an utterance in the syntax of life / Where they belonged, no belong — reanimate them / Not minding if the still living turn away, casually. / Winds ruck up its skin so the sea tilts from red-blue / To blue-red: into the puckering water go his ashes / Who was steadier than these elements. Thickness / Of some surviving thing that sits there, bland. Its / Owner’s gone nor does the idiot howl — while I’m / Unquiet as a talkative ear. Spring heat, a cherry / Tree’s fresh bronze leaves fan out and gleam — to / Converse with shades, yourself become a shadow. / The souls of the dead are the spirit of language: / You hear them alight inside that spoken thought.