Madrid, 1985. Su libro más reciente es Los días jueves (Flores Raras, 2024).
Cuando Zaratustra llegó a la primera ciudad,
situada al borde de los bosques, encontró reunida
en el mercado a una gran muchedumbre: pues
estaba prometida la exhibición de un volatinero.
Friedrich Nietzsche, Así habló Zaratustra
Hubo un tiempo
frenesí
en el que dibujamos
las calles a nuestro paso
que nuestras manos
entrelazadas
contenían el mundo.
Míranos
qué bonitos
los dos
por la Gran Vía.
Entonces
te fascinaba
mi colección de requiebros
mi famosa
selección de trapecios
y cuerdas flojas
y el mundo
en nuestras manos
era el mayor
espectáculo de todos los tiempos.
Hilamos tus sequías
a mis abismos
y no tuvimos miedo.
Las brújulas nos daban
la razón
y perdimos el norte.
Míranos
qué bonitos
los dos
a la deriva.
Tus mimos eran
mis mejores hombres bala
tu escapismo
mi único juego de cartas.
Míranos
qué bonitos
los dos
en un truco de magia.
Pero un día
se volvieron en contra
los relojes.
Tronó el tiempo
de los malos modos
el eco
de las malas artes.
El lenguaje de la urgencia
desguazó
el cajón de las cosas mínimas
el aguacero
de todas mis lluvias
y todas tus sequías.
Ya no hubo magia
al otro lado de la carpa:
me dejaste caer
volatinero sin red
sobre la pista
mientras te amaba.
El mundo
se nos iba
de las manos.
El mundo
voraz
se cobraba
el dibujo de nuestros pasos.
Me dejaste roto
albacea
heredero universal
de tu silencio
pero
qué bonitos
los dos
sobre el alambre
del recuerdo.