Café Müller

Laura Rodríguez Díaz

Sevilla, Andalucía,1998. Su libro más reciente es anuncio (Ultramarinos, 2023; Premio El Ojo Crítico de Poesía, Radio Nacional de España).

el mundo comenzó sin luz
y algunas mujeres tropezaban al buscarse
el sonido y el cansancio vinieron luego
para obligarlas a posar la frente en las paredes
los vestidos blancos finísimos tienden también a la gravedad
y el ruido de lo que cae es igualmente parte de la música
otro abre el espacio para que la pérdida sea posible
con muy buenas intenciones
no es un error lo que sucede con la coordinación de un espejo
harán falta unos minutos para descubrir que la bajada
no sucede previsiblemente sino que acerca dos cuerpos
con una facilidad impropia aun para la sorpresa
alguien queda en el margen para deshacer los brazos
y ordenar los cuerpos del amor
como un padre este hace adquirir costumbres
que terminan separando entre tanta mesa
vuela sobre los fragmentos un hombre
y despierta de nuevo un pequeño salto
este es el rito de los océanos y los peces que respiran afuera
las mujeres pueden desnudarse innumerables veces
para desgracia de los animales vertebrados
será posible el regreso tras el pecho desnudo
y caer una vez más de puro agotamiento
porque los miramos los cuerpos conforman un bodegón
que no soporta ningún ojo y estalla
se vuelve a empezar tal y como enseñó Samuel Beckett
no hay mucha diferencia entre el sufrimiento y el juego
por eso uno no admite la emoción y desearía salir corriendo hacia la escena
algo que no hace más por pudor que por cuestiones legales
una mancha azul puede inundarnos y movernos las caderas
volveremos a estar perdidos volveremos a andar por el aire con música
[de Henry Purcell
no recordaremos el uso de las sillas intentaremos viajar sobre ellas
la sangre o el blancor irrumpe se posa sobre nosotros
sabemos que no podemos dejar de correr sin llegar nunca
no hay un destino sino un lapso de tiempo
y la distancia entre las palomas
cuánto pesa un amor y todos sus cuerpos furiosos
aquí está el origen del temblor o la abolición de la burocracia
nuestras bocas romperán todas las secuencias
hasta la oscuridad como telón
coge el abrigo y tropieza una última vez
siempre.
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