Poemas

Ildefonso Rodríguez

León, España, 1952. Estos poemas son inéditos y pertenecen al libro Enbandada, de próxima publicación en Varasek Ediciones.

LA CANCIÓN DEL POZO PI 

era la intención cantar
la canción del Pozo Pi
así y no como si
en la pista de baile alguien enhebrase una aguja
después buscase la misma aguja perdida
entre las pisadas los ochos la pista no
el baile resbaladizo

no como si
no allá arriba allá abajo
abajo no hay más comos ni más síes
hay la afirmación violenta de unas premoniciones
antes fueron recuerdos
¿lo tomas? ¿lo dejas?

no es fantasma convocado ni estanque con flores de loto
nenúfares no son
y podrían ser demonios a la pálida luz del círculo
un ansia y un picor como cuando un demonio se te acerca
espigar en la pista y ver en lo alto
chorros de una energía que fue estela en otros bailes
haces turbulencias
lo llaman «una vez sucedió»
y también «todo esto sucederá»

es como si
naciera una estrella en el fondo del pozo negro
el fluir torrencial de un río que tú y yo sabemos
mientras la pálida luz esa se nos aparece
cara oculta de la luna

y preguntarse entonces:
¿quién no se vio alguna vez allí reflejado
como si…?
CON LA TÉCNICA DEL ROCÍO

mirar de cerca mirar de lejos oír
el muelle del colchón en el oído de la almohada
tocar sólo
música de siluetas

aquí allá
donde fui triste y contento
pació un dinosaurio

hoy vimos el polvo del camino más blanco
que nunca vimos: porcelana china pulverizada

(el camino más blanco: yo vi ese camino, es lunar, lo hemos visto muchos
aquí en la Tierra, conducía siempre hacia alguna forma de felicidad)

aporte de más datos
más siluetas: en el campanario suena la hora
la una
suena el tiempo con la primera campanada
da un toque común

había en la cocina un vaso triste
opaco nublado sin su transparencia natural

(también un retrato: el nombre de aquella que tuvo su nombre hoy ya es «la
recordada a distancia»)

ahí están al sol
los animales pensativos

todavía quiero andar
con grandes zancadas
YA VOLVIÓ EL DÍA DE HABLAR SOLO

los pocos —dice mi visitante— que soplamos el vidrio de las ilusiones y
bebemos agua con sabor a caño, esto venimos a decirte:

mira
sal al patio
escucha
y vuelve aquello
con la decisión mañanera que ha de tomar el despierto
cuando del sueño viene un dicho feroz: el ala te ata
y otro responde: ¿hay vida en las fotografías?

fue abrir y cerrar cajones en la casa ajena
en la mesilla de noche: imperdibles y pomadas

antes en un prado más allá de la corriente temporal
de un hilo cuelgan allí las almas
son cinco y un hada airosa
les da otro respiro

en la isla del fragor la niña recogía flores hacía un ramito
se lo ofrecería a la desconocida: era su saludo

dos nubes pasaron sobre nosotros eran las nubes venenosas
gas azul y gas amarillo
pasaron sobre las almas colgadas del hilo
pero estaban el hada el ramito de flores la niña
el veneno no entró en nosotros cinco

y aquí seguimos
sonrisas y piel y palabras que sonaron de pronto todas como
nuevas

(después volvió la visitante, la desconocida con su cara de espejo —Maya Deren: Meshes of the Afternoon— y aquel aviso del sueño)
CIELOS DE AGOSTO

en lo tocante a la naturaleza del deseo en los nacidos en el año 1952
como un canto de cadenas sumergidas en aguas eléctricas
y la estatua viva en el malecón del puerto se está sacando del pie una
[espina
sólo la ven los que andan con prisa ¿hacia dónde? hacia atrás
andan de espaldas otros hacen el pino

comencemos de nuevo:
sólo los sólidos rompehielos surcan esas aguas
como el amigo de las fiestas barridas cuando se sujeta la mandíbula al
hablar su lengua materna mientras pule superficies
otros van pisando cristales y materias más pulidas en la fiesta de los
caducos

y todavía
todavía alguien escribe versos reúne lo disperso hechos + imágenes
(una nueva figura entra en escena. el inconfundible inglés que bajó del
ferry —lo vimos entrar en la bahía, ahí viene el ferry de Inglaterra— y
se nos cruza con gorro de lana en pleno verano flotando en la chaqueta,
desdentado, hablando solo)

hablando solo
sólo los sólidos
y aquí se apagó el espejo
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