Ciudad de México, 1963. Su libro más reciente es «Desde el enigma. Antología personal». (Doble Fondo XVI, Biblioteca Libanense de Cultura, 2023).
En la línea de Tercera Tenochtitlan de Eduardo Lizalde, ese canto a la grandeza de la Ciudad de México pero desde la caótica vida callejera, desde su historia violenta y desde enigmáticos paisajes, personajes mestizos y vulnerables, Violenta sinfonía latinoamericana de Hugo Plascencia interna al lector en las entrañas de América Latina.
A través de una sinfonía en tres movimientos, pieza poética que hace sonar al mismo tiempo voces distintas y distantes, volviendo el libro un coro de simultaneidades en una duración bergsoniana por medio de la cual los tiempos se cruzan, se yuxtaponen y, en algunos casos, se funden.
Desde sus días prehispánicos, días de obligada presencia de los dioses en la vida cotidiana y caóticos ríos de sangre alimentándolos. Días en que las estrellas y los pedernales eran una misma morada. Y los corazones goteando aún vida podían ser flores. Estas dimensiones grandiosas y bárbaras se van tiñendo de cálidas pinceladas de la modernidad, de la ciudad o ciudades surgidas a través de siglos pero surgidas en el libro como apariciones conocidas y sin embargo nuevas. Lugares y emociones visitadas por el lector que escucha la sinfonía, más que con sonidos, con vocablos de tintura diferente y significado original o tal vez originario. Como si se cavaran túneles en lo desconocido, en lo ignoto, en lo imposible de imaginar, el autor traza realidades que van desde México hasta el sur, mostrando una Latinoamérica genuina, casi inventada, aunque proviene de su historia y de sus raíces. Estos cabos sueltos por desconocidos nos pintan un mundo nuestro asombroso, donde «la savia del útero cósmico del tequila será el pasaporte al deseo por el que amaste con todo tu alcohol; sentirás las sutilezas del vino agrio, el vinagre descompuesto como una pincelada de vitrales quemantes: leitmotiv Goya ámbar en tu nicho de Nierika…»
Así, el libro cierra los surcos de las distancias temporales y nos vuelve contemporáneos de las culturas prehispánicas como de las europeas, nos vuelve habitable una Edad Media oscura así como un halconazo en 1971.
Su mapa es el hoy, y para ello cava dentro de los mitos y los símbolos. La sinfonía se vuelve un rito para acercarnos la historia, los colores, sabores y lugares. Un rito cohesiona una comunidad, genera una comunidad sin comunicación, que es justo nuestra realidad en este mundo contemporáneo descoyuntado. Volver hacia atrás en la historia de nuestros símbolos es de alguna manera regresar al significado original de la palabra símbolo: encontrar una contraseña, un signo de reconocimiento. Hegel decía que todo re-conocimiento se desprende de la contingencia de la primera presentación y se eleva al Ideal. El re-conocer capta la permanencia de lo fugitivo. Esto es lo que el lector vive en Violenta sinfonía latinoamericana.
En su lectura se va decantando lo duradero hasta quedarnos con la permanencia de nuestra propia historia.
Dentro del flujo inconsistente en que se ha convertido el tiempo humano, en que todo se precipita sin interrupción y nada es habitable, el poemario de Hugo Plascencia le da durabilidad al acontecer antiguo y contemporáneo. La repetición de ciertas palabras y ciertos versos estabiliza la mismidad del canto y de lo que cuenta. En este mundo veloz, la Sinfonía nos permite releer lo antiguo y entrar con mejores ojos y oídos, a la actualidad llena de violencia, dictaduras, migrantes expulsados de cualquier territorio, narcogobiernos y asesinatos a lo largo y ancho del mundo.
Violenta sinfonía latinoamericana busca la identidad a través de referencias explícitas de la comunidad y logra consistencia y veracidad. Logra ser una obra compleja y auténtica porque conserva su propia intimidad y su factura se desarrolla desde sí misma.
Quiero destacar el diálogo que entablan los poemas de Hugo Plascencia con los grabados de Alec Dempster. Logrando que la sinfonía penetre hondo y nos atraviese su esencia. Nos reúna en lo extremo y nos congregue en lo supremo.