Preparatoria 12
Siento las marcas del tiempo en tu piel. Resulta casi palpable esa especie de vena procedente de tu núcleo, que viaja por el centro de tu figura; lunares y manchas, su margen perfectamente definido despliega una infinidad de entradas y relieves.
Las yemas de mis dedos recorren una y otra vez tu figura, colapsando cuando logras entrar en mí. En un impulso de inercia retiro velozmente mi mano, retomo de nuevo la última posición, quizá al mirarla a detalle olvide y se amortigüe el pequeño dolor. Me pregunto las historias que sabrás; en tu tiempo, en las alturas ¿aprendiste a volar? Ligera y con gracia respondes de manera silenciosa. Y cuando vivías en el piso, ¿qué fue lo que lograste escuchar?
Tu olor me resulta fascinante, una mezcla perfecta de ámbar, frescura, nostalgia y vejez. En tus colores hay un tinte verdoso de vida mezclado con una gama de naranja y manchas de café, traslúcidas tus partículas… partículas de fe.