(Lima, 1960). Su libro más reciente es La silla en el mar (Peisa, 2016).
Si mamá y papá me hubiesen concebido unos segundos antes o después de su joven amor yo no sería yo (una rotación distinta de astros los envolvería en su oleaje y a mí la más pequeña entre los pequeños) y este poema no sería mío tal vez de un hermano o del limpio aire de nada de nadie y quizá habría sonado mejor. Se agitan las ramas hojas que caen unas tras otras el viento las lleva las trae como los sueños de gentes que no se conocen hojas que se rozan se besan se abrazan sé de ti a ojos cerrados. Rompen sus huevos abandonan el nido retozan en el aire de los días una piedra los alcanza si no es por azar —ese oscuro la muerte descomunal no podría hacerse un sitio en cuerpos tan tenues tan leves tan apenas cuerpos un prodigio que estén aquí un prodigio que no estén más.