I
No es fotografía para el manual de cirujanos. Ruega por mi cuerpo tras las persianas amarillas donde esquivo la realidad, sofocándome en la anestesia para pescar estrellas en la piscina del silencio. Bien poco navegables piscinas de este mundo. Ruega por esta cabeza artesanal donde la enfermera quiere tejer un mapa para extraviar mi cuerpo del dolor. Hacia fuera y adentro. Y recoger un trébol de instantes.
II
El cielo de morfina es una flor de trébol donde la abeja se niega a ignorar el esfuerzo de su cuerpo. Ruega por este diapasón en el cerebro donde nadie volverá a deslizar el rostro contra la luz de la infancia. Estudios clínicos nunca favorables —dice el médico. Mis arterias son ramas de un eucalipto sumergido en un cielo de agua. Me venero en la curva de una colina tras la ventana de un Hospital de Viento.