366, hecho de diarios

Alejandra Arreola

Guadalajara, Jalisco, 1984. Su libro más reciente es Pegamento y solvente (Pitzilein Books, 2024). linktr.ee/a.arreola.audiologa

Isa, escritora de diarios durante su niñez, juventud y vida adulta, madre de Ema, doctora en Estudios Norteamericanos, profesora y guionista de cine, presenta su primer libro, 366: un registro de textos autobiográficos escritos durante 366 días.

Quiero compartir lo que el escritor Ricardo Garibay mencionó durante una conferencia en el ITESO en 1998. «La hechura del diario a diario, diario: diario». Esto debe de hacer toda persona que comience a escribir, llevar un diario donde cuente lo que le pasa, lo que habla, lo que le dijeron, a base de diálogo y a base de tareas diarias y contar estas tareas diarias, una persona se convierte en escritora.

Soy fiel testigo del amor y la fascinación que Isa tiene por los diarios. Comparto junto a ella este amor,ambas reconocemos la necesidad espiritual de escribir y acercarnos a lo que Tamara Kamenszain denominó «géneros de la realidad». Sé que para nosotras diarios, cartas y autobiografías constituyen parte de la literatura que más nos importa.

Cito ahora un fragmento de la primera página de La náusea de Jean Paul Sartre: «Lo mejor sería escribir los acontecimientos cotidianamente. Llevar un diario para comprenderlos. No dejar escapar los matices, los hechos menudos, aunque parezcan fruslerías y sobre todo clasificarlos. Es preciso decir cómo veo esta mesa, la calle, la gente, mi paquete de tabaco, ya que es esto lo que ha cambiado. Es preciso determinar exactamente el alcance y la naturaleza de este cambio».

En 366 eso es precisamente lo que registra la autora, los acontecimientos cotidianos que dan fe de una práctica performativa de producción de vida; donde se anota la experiencia del embarazo y también reflexiones sobre la pandemia, un mundo que se pudre a pedazos, el clima electoral en Estados Unidos durante las elecciones del 2020, sueños propios o de su compañero Juan Pablo, el rodaje de una película de ficción escrita por ambos y una constante crítica sobre el incomprensible comportamiento de sus vecinos gringos en Los Ángeles, California.

Como bien afirma la escritora peruana Tilsa Otta, este libro muestra que «la vida ya superó a la literatura», una idea que podría sacudir a la hiperconservadora escena artística y literaria de la ciudad de Guadalajara.

La vida ya superó a la literatura y me alegra que la red de personas interesadas en leer autoras y autores autopublicados o publicados por editoriales independientes crezca todos los días.

Postulo otra idea similar: la vida ya superó al arte y presiento que somos muchas las almas sedientas de arte que hable sobre diversas formas de la vida. No se me ocurre una mejor idea para incentivar la salud mental de las comunidades que la escritura de diarios, observar la realidad y ensayar al menos la discriminación de la información que nos aturde todos los días. Al asomarnos al pensamiento y al sentimiento que se construye, deforma y reconstruye a diario nos permitimos también crear y escribir sin la obsoleta y pesada pretensión patriarcal de crear un nuevo canon o un arte para la trascendencia, porque ahora necesitamos arte para ser vivido.

Desde luego, este diario es un diario íntimo y una incitación para retomar las reflexiones propias y calentar la pluma, porque al transitar estas páginas llenas de dudas, incertidumbres, cariños y temores una se siente excitada e identificada al encontrar lo que Roland Barthes nombró «la nebulosa biográfica» que se refiere a poner afectividad en la producción intelectual. Barthes, incluso llegó a confesar lo siguiente: «terminé prefiriendo a veces leer la vida de ciertos autores más que sus obras».

Atestiguamos la materialización de un libro escrito por una fervorosa lectora de diarios. Cuántas tardes y noches he escuchado a Isa y a mi compañero hablar excitados sobre La novela luminosa o el Diario de la beca, uno de sus libros favoritos; novela del escritor uruguayo Mario Levrero, en la que el autor cuenta cómo se gasta el dinero de la beca sin escribir ni una sola línea de dicha novela. Isa y yo hemos intercambiado textos que nos han compartido un amplio entendimiento y abordaje sobre la creación literaria; menos solemne, menos rígida, menos encriptada, más íntima, híbrida, experiencial, directa y por lo tanto más libre. Seguimos hoy escribiendo, compartiendo, curiosas y emocionadas por la llegada de este libro.

Texto leído el 9 de febrero de 2024 en Casa Bosque Eduviges, durante la presentación del libro 366 (Tedium Vitae, 2023), de Ana Isabel Fernández.

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