Luvina_56 / Voluntad de hallazgo

La vida es un enigma y su conocimiento un problema. Ese «algo que se lanza delante» lo experimentamos como misterio. Completar, así lo dicta el sentido etimológico de la palabra misterio. Porque hombre y mundo se fusionan en esa integración de la existencia y la realidad. La vida nos posee, nos invade, y a ella nos aferramos. Y todas sus manifestaciones nos resultan verdades por desentrañar. Los humanos somos entonces hermeneutas, los únicos seres en la naturaleza que descienden al abismo del enigma: es ahí donde se encuentran el artista y el científico: en el viaje hacia la indagación. El estado humano «de resuelto» definido por Heidegger como su situación en el vivir cada cosa de la vida de todos, sólo es posible en un presentarse a sí mismo las cosas. Es decir, en descubrirle a la vida su valor semántico. Búsqueda de significado que Karl Kerényi describe así: «Una vida plena es también plenitud de significado, así como un significado pleno es también plenitud de vida».Encontrar dónde reside el verdadero enigma. He ahí la tarea de artistas y científicos: fuerza evocadora y energía vital del poeta, significa para el científico crearle dimensiones y prototipos al misterio. A través de la forma —del lenguaje— se expresa, se delinea, se comunica, el contenido de la realidad. Estos contenidos, tanto artísticos como científicos, portan en sí una necesidad de conservarse y transmitirse, de permanecer y de transformarse. Y trascender al propio lenguaje articulado. Tal es la historia y el prodigio de la humanidad.Escudriñar en la realidad, no obstante, topa con lo imposible, con el continuo inabarcable, con un límite más allá del cual sigue habiendo mundo, pero incomprensible para el hombre. Esa trama compleja incapaz de desentrañarse del todo nos vuelve —a decir de Humboldt en la recreación que de su viaje a América hace Ibsen Martínez— «cazadores de inconsistencias», «buscadores de irregularidades». De ahí que los albores de la ciencia sean los gabinetes de curiosidades y que la ficción —a la manera de Julio Verne— haya tocado los alcances científicos a los que se llegaría muchos años después. Sólo la búsqueda cuenta, lo dijo Paul Klee al trazar su Laberinto destruido. La voluntad de búsqueda: la voluntad de hallazgo. Y el gozo que conlleva encontrar.

Contenido

Páramo

Plástica

Comparte este texto: