Sin titulo / César Iván Ávila

Preparatoria 13, 2014 B

Nuevo año, nuevos compañeros, algo que podría representar un comienzo diferente. Él, incapaz de entablar una conversación y con una actitud que sabía era muy cerrada, le mostraba así a la gente una faceta que lo ponía en una posición difícil. Las primeras semanas fueron duras. Si bien empezó en cero, continuaba en cero y temía que eso siguiera. A la vista y a pocos metros, observaba como sus compañeros se reunían, hablan, parecían divertirse, pero él no lo asimilaba. Con el poco valor, que sus huesos pudieran reunir y con una ligera briza que parecía cucarlo, decidió tomar la iniciativa de acercarse.
     Silencio.
     Aquel ajetreo por parte de sus compañeros había cesado por un cambio de escena. Su presencia parecía incomodar, él estaba incómodo, todos los ojos se postraban en él y a la vez lo esquivaban. Quién era él como para atreverse a acercarse sin ser llamado, que falta de respeto, que tonto. El rechazo, pensó, sería inminente;  esa idea no dejaba de pasar ante él.
Una figura, una persona, algo que parecía ir fuera de orden. Un saludo, una emoción, la secuencia seguía de todo aquello. Uno por uno, atraídos por la inercia de ese acto; un giro completo como si no pudiera ser. Lo fue y lo era. Las personas no se sentían incómodas, al contrario, se asombraron ya que por fin esa persona se les unía. Un espasmo de alegría figuraba en su rostro mientas giraba para observar como unos muchachos que se encontraban por ahí tocaban una de sus canciones favoritas. Una persona que parecía desubicada era atraída por un sonido a ir con sus amigos. Alegría para ella. Una persona apunto de gastar su dinero para conseguir agua era llamada; un amigo le ofrecía su botella.

Comparte este texto: