Mujer mirando un álbum de Utamaro / León Plascencia Ñol

Premio Ciudad y Naturaleza José Emilio Pacheco 2016

 (Utamakura, circa 1788)

No es lo que existe una sola idea este viento que entra de la calle de ambos lados

la nube me recuerda tal vez una postal de Bilbao o Madrás iba a decirlo Ella —vestido

ligero— mira las imágenes se mete la luz distinta por la ventana que da al norte mi
rostro

en claroscuro no Caravaggio una luz difusa es el instinto para sobreponerse hay

demasiados perros en el edificio y Ella roza sus dedos imperceptiblemente el cuerpo

japonés desnudo las telas floridas el kimono los biombos una luz la flor de cerezo

es una flor delicada abre las piernas muestra sus muslos la brisa es nueva yo soy
nuevo

como una grulla perdida en los arrozales me gusta Utamaro y tu olor hay
arquitecturas

del lugar vine porque me dijeron que aquí las piernas abiertas de Ella es mundo tengo

miedo de mí dice después el silencio pero me gusta mirar la avenida desde este cuarto

piso aquí te espero ehon kiku no tsuyu leo despacio rocío en el crisantemo como si

todo estuviera dicho el cantinero murió de un ataque al corazón ya no volví más

a escuchar a Billie Holiday me largo hoy fue casi mi amigo me dio un disco

lo tengo guardado quise devolvérselo no me gustaba escuchar esa otra música

Ella es fiebre me gusta le diré monte nevado lengua muda no tengo hijos Ella

roza sus dedos imperceptiblemente el cuerpo japonés desnudo mi caligrafía es

un remedo antes de que viniera Ella la avenida se cubrió de blanco granizos

millones de granizos y una estela blanca pensé en otro país no hay premura no tengas

miedo le digo me abraza «el mundo es un texto de variadas significaciones y se pasa

de una a otra mediante un trabajo un trabajo en el que el cuerpo siempre participa

como cuando aprendemos el alfabeto de una lengua extranjera» dice Simone no

existe un lugar tan claro Ella desnuda lo recuerdo bien espero que dejen de ladrar

los perros ayer vi al vecino mordió los pezones de su amiga fue rápido un relámpago

son demasiados los ruidos del amor Utamaro dice su rostro tiene la dulzura

de una kisaeng voy a construir un jardín con los restos algo se escondió en su interior

algo distinto algo imposible lo encontré dice Ella la flor de cerezo yo estuve enfermo

hay caballos y paisaje mi katana es una grulla yo soy una grulla y Ella es mi extranjera

el viento ondea las cortinas nada tiene forma sólo la mirada de Ella mientras entro

despacio es un tabachín lo que me recuerda Utamaro en su regazo Ella lanzó

un pedazo de carne come despacio no me gusta la cebolla pero puedes agregarle

mostaza el paisaje es como el vuelo de la grulla mi memoria sabe el tren iba veloz

y pasaban en silencio los arrozales me temo que Ella no sabe lo que es un ticús pero

aprieta mi cintura con sus manos entro despacio algo se perdió pero estoy aquí.

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