Aitsárika – Angélica Ortiz / (Wixárika)

In memoriam † Francisco Toledo

Hojas de roble

Nací bajo tu mirada,
escuchaste mi llanto en la noche,
tus hojas fueron mi estera
mientras la luna observaba.
Aunque los años pasan sobre ti,
sigues parado igual de fuerte en el patio.
Conoces el pensar de Nuestros Padres,
nacimos bajo tu follaje espeso.
Cuántas veces me habrás visto
llorar bajo tus ramas;
entonces era un simple llanto de niña,
ahora el llanto es de una mujer que habla.
Tú, roble frondoso, raíz de mis antepasados,
ofréceles tu nutrida sabia.

 

Tus palabras

Recuerdo tus palabras,
sentados junto a Tatewarí,
Tú, en tu equipal,
yo en mi petate.
No recuerdo cuántas veces
me dormí escuchándote,
tus palabras
se seguían grabando en mis sueños.
Como semillas
las dejabas caer
sobre mi corazón de niña.
Ahora ha crecido y tiene sus propios poderes.
Igual que tú se sienta en su equipal.
A sus hijos entrega su palabra,
y éstos se duermen escuchándolas.
Jamás los despierta,
sabe que sus palabras
penetran en los sueños
como semillas.

 

Estoy llorando

Estoy llorando sentada aquí en esta piedra.
El llorar aquí vale la pena, se llora bien:
mis ojos ya están hinchados.
Todos lloramos por algo; unos poco, otros mucho,
hoy, lloro sin dejar de mirar a través de mis lágrimas.
A veces no quieres llorar, pero te hacen llorar,
el llanto nos persigue y morimos con él.
No hay día especial para llorar.
Por eso, hoy lloro, mientras puedo,
mientras sé llorar,
mientras mis ojos no se han secado.
El llanto no se vende,
el llanto es sagrado para aquel que lo llora,
y una lágrima bien llorada merece respeto por aquel que no la llora.

Comparte este texto: