Reflexiones sobre la literatura de la India: el género poético* / Shyama Prasad Ganguly

La gran confusión y el escaso conocimiento existentes en los países de habla no inglesa respecto a la evolución y los movimientos de la literatura en general y de la poesía de la India, no sólo en los siglos anteriores sino también en la actualidad, se debe principalmente a la separación idiomática existente entre la India y aquéllos, así como a la falta de una comprensión cabal de la diversidad lingüística dentro de lo indio. Redunda decir, en este sentido, que históricamente, salvo excepciones, fue escaso el esfuerzo realizado para llegar a un conocimiento literario mutuo. Los que superaron esa barrera lo hicieron a través del inglés, y excepcionalmente los británicos, por sus conexiones colonialistas, trataron de comprender la cultura de la India, aunque con cierto complejo de superioridad. Algunos intentaron familiarizarse del pulso literario día a día y fueron, en principio, tanto los portadores de la literatura india hacia Occidente como la máquina catalizadora en un contexto colonial, lo cual, en cierto modo, fue impactante para asentar el camino por donde habría de ir la tendencia moderna. Esto conllevó consecuencias problemáticas, por ejemplo, la de aventajar a la literatura india escrita en inglés como la más representativa de la literatura india, en desmedro de las expresiones en lenguas regionales. ¡Pero no saltemos épocas! 

 

*     Este texto es versión modificada de la introducción a la antología intitulada Poesía india, compilada y traducida en colaboración con el poeta español Alfredo Villaverde y publicada por Ediciones Libertarias (Madrid, 1994). Tratándose de la historia de las tendencias literarias en la India, este ensayo no pretende integrar ejemplos concretos poéticos en el sentido antológico en el cuerpo del texto, debido a la limitación del espacio. Otras aportaciones incluidas en este volumen complementan ese aspecto, especialmente de cara a la creatividad cosechada durante los últimos treinta o cuarenta años. No damos cabida aquí a esta poesía joven todavía pendiente de consolidación. En ese sentido, cabe señalar la no inclusión de una debida reflexión sobre una vertiente como la de la dalit literature (literatura de los oprimidos), que en la parte occidental de la India (Maharastra, Gujarat, etcétera) también comenzó a tener bastante resonancia como elemento de creación y cultural de los marginados.

 

 

En el mundo hispánico es conocida la figura del gran escritor en sánscrito Kalidasa, así como algunos tratados lingüísticos en esa lengua, y ya en el siglo xx, además de la recepción parcial de la teosofía oriental, quizás más pronunciadamente la figura del Premio Nobel Rabindranath Tagore. Y eso tanto por su estatura literaria como por el interés de Juan Ramón Jiménez y Zenobia Camprubí en acercar al idioma español la magnitud del universo poético de Tagore a través de las traducciones en inglés o francés. Pero el resto de la tradición literaria india queda bastante difuminado, por lo que trataremos, desde estas páginas, de ofrecer algunos datos esenciales para la mejor comprensión y la valoración de la poesía escrita en la India. Es natural la imposibilidad de poder penetrar en la espiritualidad de un idioma extranjero y por lo tanto apreciar hasta dónde puede penetrar la luz invisible de un conjunto de palabras místicamente escogidas y agrupadas en un texto para producir ese efecto mágico que logra el poema, pero cualquier labor intercultural en el ámbito del conocimiento mutuo debe tratar de aunar los puntos de vista oriental y occidental a la hora de lograr ese difícil equilibrio de forma y fondo, ese funambulismo del texto en que consiste la traducción, para dejar al lector la evidencia y la sugerencia del texto, el aroma de su espiritualidad oriental, la evolución de su planteamiento hacia la modernidad, el ritmo y el tempo de su música y, en resumen, la síntesis de los elementos del significante y del significado que ahorman el poema.
      Al principio, es conveniente aclarar algunos datos sobre aspectos generales del país para entender la diversidad unificada de la poesía escrita en la India como un caso especial. El territorio indio consiste en veintinueve estados demarcados lingüísticamente. La población presenta claras huellas raciales muy diversas. La religión, las costumbres, la forma de vida, el clima y las tradiciones son, entre otras, algunas de las cosas que más diferencian a sus habitantes. Hay ochocientas cuarenta y cinco lenguas, de las que setecientas veinte son dialectos hablados por más de cien mil personas. Más del noventa y uno por ciento de la población habla uno de los veintidós idiomas principales del país que tienen la consideración de lengua nacional. El asamés, el bengalí, el gujarati, el hindi, el urdu, el cachemir, el maratí, el oriya, el panyabí, el sindi, el manipuri y el konkani hablados en las zonas del este, el oeste, el centro y el norte pertenecen al grupo de lenguas llamadas indo-arias, habladas casi por el setenta y cuatro por ciento de la población total. En su evolución, la mayoría de ellos, de un modo u otro, se relacionan y se inspiran en el sánscrito, el prácrito y el tamil (en términos de antigüedad), idiomas «clásicos» y mayormente depositarios de la tradición cultural del país. El tamil, el telugu, el malayalam y el canarés son del grupo dravidiano y predominan en el sur.
      A grandes rasgos, los idiomas de la India se fusionan entre sí y, a excepción de la diferencia de origen entre el indo-ario y el dravidiano, no se marcan fronteras rigurosas. Existe una mezcolanza de lenguas y culturas entre los diversos grupos lingüísticos. Nueve de cada diez personas hablan uno de los quince idiomas principales. La mayoría de la población es bilingüe y hasta trilingüe en la mayor parte del país. El bilingüismo y el trilingüismo son amplios en todas las clases, excepto en el campesinado de las áreas lingüísticamente homogéneas.
      El hindi, con sus variaciones, figura numéricamente como uno de los principales idiomas del mundo después del chino, el inglés, el ruso y el español. Siete de los idiomas principales se encuentran entre los veinte primeros del mundo. Más de setenta millones de personas hablan el bengalí (sin contar otros ciento diez millones que lo hablan en Bangladesh) y, de esta manera, después del español es el quinto idioma más hablado del mundo. También figuran entre los primeros veinte más hablados el maratí, el tamil, el urdu, el panyabí, el gujarati, el canarés, el malayalam y el oriya.
      Cabe destacar que el sánscrito no tiene ninguna regionalidad y hace bastante tiempo que ha cesado de ser un idioma importante (popular) de comunicación, aunque represente el microcosmos de todo lo esencialmente indio. El idioma más en uso es el hindi, que sigue ganando terreno para sustituir al inglés en su papel de segunda lengua de uso general y de enlace entre distintas regiones —ambos son los idiomas oficiales en la actualidad. Con esto pretendemos hacer notar la dificultad de realizar un estudio actual de la poesía en la India, porque haría falta examinar los veintidós idiomas, cada uno de los cuales representa el pensamiento, la cultura y el desarrollo de la India en su forma múltiple y en cada uno de los cuales se han escrito miles de páginas. La India ya ha sobrepasado la cifra de mil trescientos millones de personas en términos de población censada, y en el presente ensayo nos vemos obligados a centrar la atención en la historia literaria en tres lenguas fundamentales: hindi, bengalí e inglés, deteniéndonos especialmente en sus características y principios creadores, pero también reflejando las características de otra decena de lenguas. En esta tarea hemos contado con la inestimable colaboración y asesoramiento de la Academia de Letras de la India (Sahitya Academy), que aglutina a poetas de todos estos idiomas, regiones y tendencias (1).
      A nuestro entender, el término contemporáneo tiene un carácter más amplio que el de mera actualidad, y en tal sentido la contemporaneidad india puede fijarse en las figuras de Tagore (bengalí) y Subramaniam Bharati (tamil). Ambos representan, en términos cronológicos strictu sensu, un periodo premoderno. Por otra parte, la evolución de los movimientos poéticos en la India no es tan rápida como en Occidente, y el curso de los mismos puede permanecer más o menos invariable durante cuarenta o cincuenta años.
      También pueden surgir varias ramificaciones del núcleo original, como en el caso del postromanticismo de la época inmediatamente anterior a la Independencia (1947), que se ha consolidado sin adoptar un nuevo término y al que se le sigue considerando un movimiento neoexperimentalista. Por lo tanto, para considerar el estado actual de la poesía será convenienteremitirnos a una base temporal más amplia que permita entroncar con las tendencias anteriores.
      La cultura desarrollada en la literatura de cada región de la India, tanto en el pasado como en la actualidad, ha conservado su carácter individualista y regionalista. Las regiones de habla panyabí y sindi, o hindi y urdu, están muy mezcladas, aunque conservan sus caracteres propios con bastante claridad. No existe mucha diferencia en la vida cultural y social entre la gente de Maharastra y Gujarat, y sin embargo no se pueden confundir las líneas trazadas por ambos grupos en sus tareas literarias. Se puede afirmar lo mismo entre los cuatro idiomas existentes en el sur, del grupo dravidiano, o entre bengalí, asamés y oriya, entre las regiones del este. Los elementos distintivos de cada uno no les apartan de esa proximidad básica que les otorga una perspectiva muy india en su totalidad. Cabe destacar que esta diversidad viene estrechándose con el paso del tiempo hacia una identidad derivada de sucesos históricos, económicos, culturales y sociales comunes desde la fecha de la Independencia, que originan una respuesta poética bastante similar.
      A pesar de la unidad cultural del diverso escenario indio, no es fácil llegar a entender en términos concretos dicha unidad, puesto que suele ser el idioma el que da a la literatura su identidad y por ende es lógico pensar que hay más de veinte literaturas en la India. Además, el lector de una lengua está más o menos familiarizado con su propia literatura, y conoce las otras de una manera fragmentada mediante traducciones. Esta interacción por vía de traducciones ha aumentado bastante en las últimas cuatro décadas, pero todavía queda mucho por hacer para que el lector interesado en cada una de las lenguas consiga una visión holística de la totalidad del panorama literario de la India en forma íntegra. Pero no ignoremos que dentro del país ha existido un vivo debate sobre el concepto de literatura india, marcado, por un lado, por la convicción de que este concepto resulta ser un mito, pues existen tantas literaturas como lenguas en la India, y, por otro, que todavía es superable toda aseveración conflictiva de ese modo de pensar y establecer la visión de interliterariedad extraída de la misma realidad histórica del país. Es importante también considerar si la experiencia de la colonización dio una dirección que consolidara esa definición unificadora. 
      En el contexto de las influencias extranjeras, dijo Gandhi una vez: «No quiero tener mi casa amurallada y con sus ventanas cerradas. Quiero que las culturas de todo el mundo soplen en mi casa libremente, aunque me niego igualmente a ser arrastrado por los vientos». Eso explica las divergencias internas también, pero es natural que con el paso del tiempo vayan surgiendo unas condiciones de modernidad que contribuyan a una perspectiva literaria convergente. Hay elementos universales que resultan de las estructuras políticas modernas de la nación-Estado, la industrialización y la comercialización. Estos elementos incluyen valores e ideales de individualidad, libertad, racionalidad, igualdad, etcétera, mismos que conducen, en el campo literario, hacia metas de una subjetividad liberadora para manifestar la personalidad del ser, dando cabida al espíritu de experimentación y originalidad en temas y técnicas. Toda modernidad, aunque esté impulsada por factores exógenos, tiene que interaccionar creativamente con tradiciones y quehaceres endógenos para institucionalizarse en rumbos propios, teniendo presente el entorno sociocultural del país.
      Generalmente, el año desde el que se considera que se inició el periodo moderno en la literatura en general, y por lo tanto en la poesía, es 1857, año del comienzo del primer combate por la Independencia de la India. En este poco más de siglo y medio transcurrido, los movimientos más notables son: renacimiento, generaciones nacionalistas, revivificación romántica, marxismo y movimientos sociales, y neoexperimentalismo.
      El estado actual de la poesía es producto de todos estos elementos del último siglo, junto al fenómeno más reciente de libre experimentación o síntesis de temas y estilos tan vigentes universalmente. Ha ganado mucho terreno el elemento de la creatividad en la expresión de la conciencia social y de resistencia humana.
      Indudablemente, la aportación extranjera en el panorama poético es innegable, ya que su impacto se difundió por todos los aspectos de la vida de la India. Aunque las posturas intelectuales eran contrapuestas durante y después del dominio británico, el anglicismo contactó a la India con los movimientos del exterior, principalmente con los del mundo inglés, lo que despertó en la India pasiva un nuevo camino de expresión literaria. Por lo tanto, lo considerado como moderno en la poesía india es producto de antecedentes nacionales y extranjeros y un avance que nació de la conciencia de renovación interna y conciencia social de la condición humana interna.
      No es extraño el hecho de que la presencia de los ingleses en la India creara la más aguda reacción en la vida social y cultural. Con el motín de 1857 y el establecimiento de las tres universidades al estilo inglés en Madrás, Calcuta y Bombay, la reacción se inició de tal forma que los intelectuales se polarizaron en dos grupos diferentes: uno quería liberalismo y reformas sociales, y el otro lo formaban los románticos revolucionarios. Los primeros empezaron, con todo rigor, a enfocar y denostar en sus actividades literarias las lamentables condiciones de viudas y huérfanos, la costumbre inhumana de la intocabilidad y demás sufrimientos de las clases miserables. Los segundos continuaban inmersos en la nostalgia de glorias pasadas, deseando un restablecimiento del nacionalismo y el espiritualismo propio, sin interferencia extranjera. No obstante, las precarias condiciones de vida y la incertidumbre en el futuro hicieron perder una dirección clara en el quehacer poético.
      La revivificación romántica vino en la primera cuarta parte de este siglo y trajo consigo un acento místico en las composiciones poéticas. La poesía de este periodo se caracteriza por el refinamiento del lenguaje y la preocupación por el ritmo y las rimas de las composiciones poéticas. La suavidad del estilo armonizado con la destreza métrica y la dulzura en la elección de palabras para dar a la elocución un sentido romántico fueron una obsesión constante entre sus seguidores. El amor platónico y una perspectiva bohemia se incorporaron como tema. Tagore, cuya influencia se difundió por todos los rincones de la India, fue su principal protagonista. Él, aunque perteneció a la literatura bengalí, era su líder más destacado, con una perspectiva poética universal. Dio el tono místico y el sentido refinado de la belleza a sus versos y tuvo numerosos seguidores. Fue, sin duda alguna, el padre de la conciencia cultural-nacionalista y del romanticismo. Al mismo tiempo, a través de su genio literario, los escritores indios llegaron a sentir lo más profundo de Occidente. Entre otros, Aurobindo Ghosh tiene una importancia especial por su influencia mística sobre los poetas de la época. Su tradición upanishádica aportó a los movimientos literarios un profundo sentimiento filosófico. La influencia de Gandhi era indirecta y sus ideas de simplicidad y de pureza, así como los valores de autenticidad en el comportamiento humano, inspiraron a muchos de los poetas e intelectuales de los años de lucha por la Independencia. Fueron los años en los que, con el conocimiento de las novedades literarias extranjeras, el poeta indio inició la experimentación en los misterios del sonido y el símbolo en la creación de las imágenes y en la ornamentación poética, lo que lo puso en el camino de una reacción contra el romanticismo y de la asunción de una mayor libertad para experimentar en las innovaciones métricas y temáticas. Su fuente de inspiración fue la vida común, la experiencia popular y las cosas cotidianas de su entorno.
      La década de los cuarenta marca el primer paso para la aplicación seria del marxismo en la literatura. La atractiva filosofía se inicia bajo la forma de una rebelión contra el tagorismo. El poeta, tanto como el novelista, toma conciencia de su responsabilidad como reformista social y protagonista de su tiempo. Los poetas, influidos por las ideologías de izquierdas, levantaron sus voces contra la mentalidad burguesa de Tagore y sus seguidores. Los ideales marxistas eran los nuevos argumentos, y el deseo de crear una nueva sociedad para dar más cabida a los oprimidos, junto con la ansiedad de lograr la independencia, trajo a la poesía una tendencia a la politización de sus versos, rompiendo las tradiciones de construcción métrica. El esteticismo fue sacrificado por el eslogan político, y apareció el «progresismo», o poesía que abarcaba la ideología del conflicto entre clases.
      Los años de pre y postindependencia se han caracterizado por una reanimación de la tendencia nacionalista-cultural en la que el tema y el contenido alcanzaron una importancia mayor que la forma y la estructura. Pero este entusiasmo, que vino a colmar los sueños de los escritores a causa de la realización de un sueño dorado —la Independencia— y significó la simbolización de la emancipación espiritual, no pudo durar mucho, ya que pronto se vio sumergido en los problemas y frustraciones de la realidad cotidiana. El poeta se encontró solo, y esta soledad, agudizada por la filosofía del existencialismo, hizo perder a la poesía una dirección singular.
      Llega el neoexperimentalismo y aumenta la importancia de la psicología introspectiva del hombre y la búsqueda de la verdad en cuanto al reino del estado inconsciente del ser humano.
      Una vez experimentada la técnica moderna y revolucionaria del irracionalismo, en la cual las palabras no reflejaban el simbolismo anterior, sino que se referían a las asociaciones irreflexivas, provocando emociones inesperadas y mayor esfuerzo por parte de los lectores, tuvo un éxito instantáneo la recuperación del legado de movimientos occidentales. Dadaísmo, surrealismo, irracionalismo, Freud, Eliot y Sartre tuvieron una acogida excelente en los poetas del bengalí, el hindi, el tamil o el maratí, y señalaron también la aparición específica de un nuevo grupo de escritores que, recogiendo más específicamente el legado de la literatura inglesa en su obra, utilizaron el inglés como lengua de sus creaciones. Esto, por su presencia posterior a nivel internacional, tuvo consecuencias conflictivas en cuanto a la cuestión de la identidad auténtica de la literatura india, específicamente en el género narrativo.
      En cuanto a la forma y la técnica de expresión, no hay mucha diferencia con la experimentada en Occidente: la poesía lírica, con sus variantes como la oda, la elegía, el soneto y el verso libre se han infiltrado en la poesía india. Las formas poéticas ya existentes eran las del sánscrito (del más antiguo grupo lingüístico indo-ario), o sea la mahakavya, forma de los grandes libros sagrados como el Ramayana o el Mahabharata), la khand-kavya (redacción literaria narrativa en composiciones cortas), el muktat (estilo libre), el katha (narración en prosa) y la akhyayika (cuentos líricos), junto a otras, como las formas de apabhramsa (del grupo indo-ario mediano terciario), la charti-kavya (descripción de un personaje en versos), la premgatha (romance), la rasa (el sentimiento lírico literario), y la pada (estrófica), existentes en todas las regiones lingüísticas. Las formas de estructuración poética separada en espacios de dos versos (doha) o cuatro versos (chaupahi) también se han mantenido desde la Antigüedad hasta nuestros días.
      Por otra parte, la tradición oral, especie poética de trasmisión intemporal, supone un legado importantísimo respecto de creencias, leyendas, fábulas y temores, que forman un corpus de vida trasmitido a través de la educación a generaciones sucesivas. La exquisita riqueza de sus imágenes, ambiente y legado histórico forma parte del ser y de la conciencia del pueblo. Los bardos y los peregrinos transitaban a través de ciudades y pueblos, recitando himnos y homilías. En la penetrante escena poética de la India esta tradición persiste hoy en numerosas áreas. Los festivales de poesía agrupan a menudo a miles de personas que escuchan, al aire libre, a los poetas y recitadores durante horas con una atención y un gozo no exentos de elementos mágicos y sacralizados. Otro elemento importante en la tradición poética está relacionado con la herencia religiosa. Se ha dicho a menudo que el poeta «es una parte de Dios». Dios manda a sus profetas bajo la forma de poetas. En esta hermosa tradición poética, tan apartada de los aspectos teológicos de la religión, ¿cómo olvidar los himnos religiosos, frecuentemente rimados, que se cantan o rezan constantemente durante el día o la noche en rituales y ceremonias conectadas con el nacimiento, el matrimonio y la muerte? Muchas de las epopeyas religiosas eran obras de gran sublimidad poética. A menudo se basaban en la tradición musical de las ragas. La amplia gama de sentimientos que evocaban se relacionaban con los nueve rasas, comenzando con alegría la trascendental experiencia de la comunión con lo divino.
      Como ya hemos comentado, otro rasgo notable de la tradición poética, que aún se conserva, son los recitales públicos, por los que se considera al poeta como un elemento importante en la estructura social de las aldeas rurales. En dicha estructura, los cantantes, artesanos versificadores y artistas han tenido acceso a la vida económica y social del entorno y han sido mantenidos por ella.
      Particularmente en el oeste, las mushairas y los kavi darbars congregan a miles de seguidores de los poetas y recitadores más conocidos a nivel popular, que, situados sobre una plataforma elevada, reciben los gritos y aplausos del público enfervorizado que corea frecuentemente sus composiciones. Otra variante popular asiática de la poesía es la shayeri, escrita y recitada públicamente, en la que hay una mezcla de expresiones en lenguas como el hindi, el urdu, el farsi, el turco y el sánscrito, con temas de amor, vida social, sátira política, filosofía humana, etcétera. Por otra parte, la riqueza del paisaje y del propio discurso vital pareciera que nos dictaran la máxima de que uno no tiene otra opción en la India más que la de ser poeta. Este sentido de la tradición mueve a los grandes poetas contemporáneos en una constante de avance y retroceso en el tiempo y en el espacio. Siguiendo a Eliot, diremos que «ningún poeta, ningún artista tiene significado completo en soledad. Su valoración, su apreciación nace de su relación con los ya muertos. Debe comparársele por contraste con todos ellos», aunque bien es verdad que ninguno de los grandes poetas universales está muerto, sino que permanece vivo a través de su obra.
      La aportación de los últimos renovadores en la expresión literaria alcanza una variedad riquísima en la poesía, desde la creación de nuevas imágenes hasta la innovación métrica. La búsqueda de la originalidad ha sido propósito fundamental en este siglo. En este sentido, dos etapas han sido sobresalientes. Una, la de Tagore y su época, y otra, la reacción contra él o el postagorismo de posguerra. De la rima y la ritmificación de versos surge la preocupación por la simple armonía. Basta, para el poeta de hoy, la comunicación pura entre su pensamiento y su expresión sin obedecer rígidamente ningún principio. La nueva poesía en la India ha roto un estilismo muy geometrizado, revistiendo la expresión poética con nuevas dimensiones, sin olvidar lo fundamental de sus tradiciones ancestrales.
      Como ya señalamos, es prácticamente imposible realizar un análisis exhaustivo de la evolución en todas las lenguas nacionales de la India, por lo que vamos a continuar esta presentación con el estudio de los caracteres y figuras más destacadas de la poesía en las dos lenguas de mayor difusión: el hindi y el bengalí, así como en inglés. Este último constituye un caso especial de la literatura india que, por supuesto, se ha arraigado firmemente hoy no sólo en la India, sino en todo el mundo anglosajón. Además son estas tres las lenguas indias en que el presente autor tiene razonable dominio como para haber podido consultar los escritos originales. Recalquemos también que en el presente ensayo el periodo cubierto no abarca los temas y modalidades de las generaciones más recientes, aunque aclaremos cómo en el desarrollo de las últimas corrientes es notable el fenómeno de la coexistencia de una continuidad de la tendencias individualizadoras anterior a la neoexperimentación, sin rupturas bruscas con el surgimiento de voces más directas de contenido social asociadas a las injusticias y opresiones locales y globales.

 

La poesía escrita en hindi

El hindi en todas sus variantes ha sido siempre el idioma de la parte central de la India, llamada Madhya Desha. Pero en la edad contemporánea, el khari-boli, es decir, la forma de lenguaje utilizada en la región Delhi-Meerut, viene desempeñando el papel más destacado en la poesía. Antes del siglo xx, la lengua tradicional para cualquier tipo de creación literaria era el braj bhasha, la forma que prevalecía en la región de Agra-Mathura. Por su posición central, que ocupa más de la mitad del territorio del país, y por ser, hasta cierto punto, el idioma común de la clase no privilegiada, el hindi ha sido el portador de la emoción, la protesta y las aspiraciones de la sociedad oprimida durante los reinos musulmanes y el dominio inglés. Con el bengalí, el hindi ha servido como el vehículo más importante para trasmitir el sentimiento nacionalista del pueblo en cuanto a sus deseos de alcanzar la libertad política y su emancipación social y económica.
      Los investigadores están de acuerdo en que la lengua hindi sirvió de vehículo en la Antigüedad y en la Edad Media para las figuras que trasmitieron individualmente el pensamiento hindú. Sin embargo, este carácter individualista no se muestra muy claro en la literatura hindi que surge en el siglo xix con la apertura de las ideas occidentales sobre la personalidad individual del artista y su papel en la ejecución del arte.
      La edad moderna en la literatura hindi se inicia con Bharatendu Harishchand (1850). Él y sus sucesores inmediatos, Mahavir Prashad Divedi y Prem Chand, consolidaron sus fundamentos. Alrededor de este núcleo crece un círculo grande en el que el khari-boli (o sea la variedad o dialecto más preferido del lenguaje estándar hindi/hindustaní) tuvo que luchar para establecerse como medio de expresión junto al idioma de las cortes reales (urdu) y el más culto (sánscrito). Pero sus ventajas, al ser el idioma de la gente común, le hicieron alcanzar un alto grado de popularidad y difusión que le ayudaron también en su sistematización. El contacto del hindi con el inglés desde principios de ese siglo, y a través de éste con la literatura rusa y francesa, sirve a sus poetas para conocer la obra de los victorianos y los líricos románticos. El poeta tuvo cierta proclividad hacia la poesía narrativa, influido también por Pope y Milton.
      Aunque en el tiempo de Bharatendu existían poetas con métodos tradicionales y temas eternos (amorosos y devocionales), fue en esa época cuando la poesía sufrió un cambio en su estilo y significado. Vino a prevalecer una nueva conciencia social y nacional que fue endureciéndose con el tiempo, y durante las generaciones en las que Mahavirprashad Dwivedi fue el maestro surgieron poetas reformistas, quienes propagaron ideas de corte social y de resurgimiento nacional. Su lenguaje era lúcido y claro, aunque faltaban belleza y encanto en sus expresiones. También existían poetas de espíritu libre y filosofía propia. Shiridhar Pathak, Ram Naresh Tripathi y muchos otros se preocuparon de temas románticos volcados hacia la naturaleza, las libres expresiones de amor y las ideas sobre la vida impregnadas de ingenuidad y naturalismo.
      La exigencia de la vida sociopolítica trajo una ola de frustración y confusión entre los poetas durante la Primera Guerra Mundial y los años posteriores. El poeta fue buscando su propia sensibilidad e individualidad, y ello se consolida como eje central de la poesía. La autoidea del poeta como un creador y su preocupación por los seres le dio un quehacer nuevo y su expresión se ajusta a ese reto. Este nuevo periodo, conocido como Chayavad, obtiene su inspiración de la situación cultural y nacional y en su foco tenía un teísmo vital.
      La filosofía introvertida de este movimiento subjetivo, que tuvo su origen en el individualismo, se cataliza como un grito de protesta y desesperación que reaccionaba contra el formalismo y el didactismo imperante en la estructura feudal del país. La creación que el poeta solía expresar por medio de símbolos —porque la expresión libre de los sentimientos se encontraba bajo la férrea censura de los ingleses— dio luz a nuevos ideales de belleza y a una naturaleza en plenitud, sin demasiada preocupación por el destino final del hombre. Se desarrollaron nuevas técnicas literarias y las figuras espirituales de esta época ejercieron una notable influencia con sus pensamientos sobre los escritores.
      Entre los más notables citamos a Maithilisharan Gupta, nacido en 1886, que sirve de puente de transición entre la época anterior y el modernismo. Su fidelidad a la tradición y al tiempo su aceptación de la necesidad de hacer nuevos experimentos originales le hizo acreedor al título de Poeta Nacional. En sus poemas consigue con éxito delinear las relaciones humanas con una perspectiva de cultura nacional.
      Jaishankar Prashad, nacido en 1889, fue otra de las figuras del Chayavad que, en su célebre obra Kamayani, pinta, con técnica alegórica y en forma de lore antiguo, el desarrollo emocional e intelectual del hombre, lo que le otorgó una posición preeminente en el mundo literario.
      Otros miembros importantes del grupo fueron Suryakant Tripathi, nirala nacido en 1896, y Sumitranandan Pant, nacido en 1900. La preocupación por utilizar la expresión más certera, la percepción del elemento musical y la espontaneidad de las ideas creadoras de belleza ante el esplendor de la vida son notas de la nueva sensibilidad de estos poetas. Entre los que ayudaron al despertar de la cultura nacional y sirvieron de nexo entre la modernidad y la tradición debemos incluir los nombres de Dinkar y Subhadra Kumari Chauhan. Estos poetas, trazando inicialmente las pautas del Chayavad, se disgregaron en varias direcciones, sobrepasando los límites de este movimiento y convirtiéndose en los líderes de la poesía del siglo xx.
      Otro movimiento que se empieza a gestar en la década de 1920 y que se concreta sólidamente más tarde es el conocido como Pragativad, el progresismo indio. Fue una reacción contra la posición esteticista del Chayavad, con una clara proclividad hacia la búsqueda y la expresión de lo feo, mísero y brutal en la naturaleza, y una fuerte simpatía hacia la clase social oprimida, interesándose por sus problemas y sufrimientos. Muchos de los poetas del Chayavad empezaron también a sentir esta nueva conciencia y modificaron sus conceptos poéticos, incidiendo en los anhelos de emancipación del hombre. El Pragativad, al tener un amplio atractivo entre el pueblo, se extendió con rapidez influido por las ideas marxistas, que, sobre todo en la novela, alcanzaron gran importancia en las obras. Sumitranandan Pant, uno de los poetas seguidores del Chayavad, glosó la filosofía socialista de la vida en su obra posterior, al igual que los poetas del grupo. Junto a ellos, los jóvenes izquierdistas trataron de utilizar la literatura como panfleto político y condicionaron en cierto modo su desarrollo teórico. Su rápida expansión por todas las regiones propició también la de otras ideas como las de sacrificio, no violencia y sencillez del gandhismo, que, aunque fueron esencialmente criterios morales individuales, tuvieron influencia sobre los poetas.
      No podemos terminar este comentario sobre ambos movimientos sin hacer mención de Shivmangal Singh Suman, nacido en 1916, cuya aportación en la poesía otorgó una nueva dimensión al tratamiento de los temas satíricos y de humor, así como de Bachchan, nacido en 1907, un poeta romántico que ha tenido gran popularidad y numerosos seguidores al utilizar el lenguaje cotidiano con gran frescura. Girija Kumar Mathur, nacido en 1917, fue un lírico romántico que experimentó con formas y técnicas cuyas innovaciones posteriores fueron conocidas con el nombre de Nueva Poesía. Estos movimientos siguieron teniendo vigencia en la época posterior, junto a las nuevas formas de expresión surgidas en la época de transición de la posguerra y en la aparición posterior del experimentalismo, aunque es evidente el cambio profundo hacia una nueva sensibilidad. Durante los años previos y posteriores a la Segunda Guerra Mundial surgió una conciencia literaria que puso de relieve la importancia del ser humano como individuo y la evolución de los valores que le rodeaban. Era un conflicto vasto, y el impacto del enfrentamiento con Occidente forzó la búsqueda de una fórmula que abarcara la espiritualidad y la revivificación de aquellos años.
      La nueva poesía en hindi se apuntaló con el reconocimiento de la posición del hombre, sus límites y su insignificancia. Esa Nueva Poesía en la edad contemporánea se basa en el hecho de que el poeta se ha dado cuenta de la posibilidad de verse subyugado por la personalidad y los valores del hombre en el contexto de su propio tiempo. Esta conciencia de la realidad de las condiciones humanas hizo que surgiese el esfuerzo para proyectar lo más común, lo más elemental, lo que constituye la verdad para el entendimiento del poeta. Este nuevo movimiento se conoce como Prayogvad, o experimentalismo. En el fondo, es una preocupación estética, una búsqueda de valores y un examen de sus fuentes y sus resultados. Respecto a la forma y la técnica, la perspectiva ha sido muy abierta a las exigencias de su tiempo en cuanto a la simplificación del lenguaje. Claro está que se sigue experimentando con el simbolismo y con asociaciones de imágenes racionales e irracionales, no sólo en hindi, sino en otros idiomas nacionales. Aunque la rima aún sigue atrayendo a los poetas y se nota en los modernistas una tendencia a poner más énfasis en el ritmo musical de las palabras, se palpa una mayor libertad y una ausencia de forma explícita a las que se acogen la mayoría. No obstante, no toda la producción poética en hindi es experimentalista, ya que siguen coexistiendo las ideas de los dos movimientos anteriores y todas ellas se encaminan hacia una síntesis. Algunos poetas que no pertenecen a ninguna escuela específica, pero cuyas tendencias experimentalistas son significativas, son Shamsher Bahadur Singh, nacido en 1911, y Bhavaniprasad Mishra, nacido en 1914. El primero investiga sobre nuevas formas en poemas extranjeros y se deja notar en sus obras la influencia del haikú japonés y de la poesía visual. El segundo ha contribuido al modernismo con su libertad de expresión y su uso de vocablos usuales. Tal es el caso también del poeta Naresh Mehta, que consideró en su obra cómo el ser humano puede transformarse en el centro de la experiencia poética y que tuvo una gran aproximación keatsiana a la naturaleza, aunque es de extrañar que su poética no haya influido más notoriamente en la obra de las generaciones posteriores, como sí ha sucedido con el también consagrado Dharamvir Bharati, nacido en 1926, con una amplia influencia en todos los medios literarios.
      Dos revistas literarias establecidas en esa época captan bien las tendencias y cambios y debates suscitados en el pensamiento poético en hindi. Las revistas Rupabh (1938) y Tarsaptak (1943), de tendencias romántico-experimentalista una y progresista-experimentalista la otra, son una buena muestra de las transformaciones en las experiencias y metáforas fundamentales que se producen en la poesía hindi. Resaltan qué difícil resultaba separar los bordes de esas corrientes como para ver una en oposición a la otra, con la ejemplificación de los escritos y textos de los poetas destacados. Haciendo una valiosa recapitulación de esa realidad, el estudioso y crítico Permanand Srivastava (1936-2013), en su compilación Saamkalin hindi kavita (La poesía contemporánea en hindi), nos ofrece una buena valoración del fenómeno en sus diversas dimensiones. 
      Asimismo, recogiendo algunas de las reflexiones sobre la poesía en hindi manifestadas por uno de sus poetas, Raghuvir Sahay, diríamos que la importancia del hindi en la guerra de la Independencia de la India fue muy grande como vínculo de comunicación. A nivel literario, el propio Tagore lo reflejó en bengalí, y luego Zenobia Camprubí lo pasaría al castellano desde las traducciones inglesas de Tagore. Después de la Independencia su importancia es menor, ya que se circunscribe a la región donde se habla y a ser el idioma oficial del gobierno, lo que potencia la expresión en el resto de lenguas que antes traducían sus obras literarias al hindi.
      Existe, para Sahay, una nueva visión entre los poetas, preocupados hoy por el realismo más que sus maestros. Tradicionalmente, el poeta en hindi había sido un soñador romántico, que se aproximaba a la naturaleza, y los actuales han realizado una síntesis con el pensamiento, la esencia espiritual de la vida, el significado de la humanidad y una actitud de bendición hacia todo lo existente, que se puede nombrar como indianidad. Después de la independencia del país (1947), sobrevino un contacto más estrecho con la realidad y con la poesía social que, al impregnar la obra poética, la dota de un nuevo significado poético político. En hindi, el poeta se vincula más con la realidad que con la ideología y huye de esa limitación de expresión que la ideología crea en el escritor. Su perspectiva es más racional, lógica y coherente socialmente que la de la generación anterior y conecta estrechamente con la participación del idioma en los actos sociales.
      Para finalizar, subrayaremos que casi todos los poetas que han protagonizado los movimientos mencionados saltaron sus propios marcos, y con los jóvenes que aparecieron en el camino han ido construyendo la evolución de la poesía en hindi. La búsqueda de nuevos estilos es una constante en todos los poetas contemporáneos del mundo.

Poesía escrita en inglés

La poesía india escrita en inglés ha tenido una evolución problemática. Ello ha sucedido por el hecho de que el idioma inglés era el legado de la ocupación colonial, lo que conlleva tonos de cierta sensibilidad cultural y sociopolítica. La primera presencia sustancial de la poesía en inglés se sintió en el siglo xix con la presencia de Henry Vivian Derozio. Derozio trabaja con temas indios, pero su tono y su estilo eran un eco de las tendencias prevalentes en Gran Bretaña, por lo que su trabajo parece una poesía «domiciliada en Inglaterra». Nombres menos conocidos, como Sarojini Naidu, que trajo a la poesía un brote de «patriotismo», cultivan temas de relevancia vinculada a la inmediatez que no tenían demasiada originalidad en estilo y técnica. Aun poetas como Aurobindo no representan un cambio notable.
      Es realmente en la postindependencia cuando la India vio la primera penetración importante de la poesía escrita en inglés. En el trabajo de Nissim Ezekiel, Keki Daruwalla y Kamala Das, tema y estilo se armonizaron para crear una poesía de identidad diferente.
      En los sesenta, un número mayor de poetas llegan a la escena literaria, incluyendo nombres como Adil Jusawalla, Arvind Krishna Malhotra y un poco después Jayanta Mahapatra. Los rasgos más interesantes de su poesía fueron que ellos evolucionaron fuera del consciente indio al impulso de los poetas anteriores y reflejaron la esencia de su conciencia moderna mediante sus propios puntos de vista. La poesía de Jusawalla aportó una voz arraigada en las tradiciones de la modernidad. Malhotra mezcla bellamente la división entre el este y el oeste mediante el uso notable de la imagen, y Jayanta Mahapatra dio pautas del compromiso poético que pocos más han podido igualar hasta hoy.
      El inicio de los setenta señala la llegada de Saleem Paradina, Eunice Desouza, Manohar Shetty y Randhir Khare. La obra de Paradina, cuidadosamente estructurada, se centra en las experiencias de la India urbana, mientras que Eunice Desouza, influenciada por Kamala Das, examina la condición humana y profesional de la mujer india. Manohar Shetty, escribiendo sobre una hermosura más romántica en la poesía, tiene una mezcla de los poetas de los sesenta. Randhir Khare, extrayendo de la tradición diversa los principios esenciales, trata de reflejar en su poesía la realidad externa e interna de la experiencia vital en la India.
      Mucho se ha escrito ya desde los años de la independencia de la India y el inglés ha perdido su carácter peyorativo para formar parte de la vida diaria del país. De igual manera la poesía en inglés refleja la esencia de la experiencia vital contemporánea. Otro fenómeno destacable es la aparición de importantes poetas bilingües. Dilip Chitre, por ejemplo, se ocupaba de ofrecer su producto creativo tanto en inglés como en maratí.
      Naturalmente, el hecho de no tener una larga y firme tradición crítica ocasionó que al principio no tuviera un número grande de lectores y tampoco suficientes salidas editoriales, hasta el punto de que la mayoría de sus mejores obras fueron autopublicadas. Ese escenario ha cambiado en cierto modo y, en las últimas décadas, con la creación de sociedades y talleres poéticos en inglés, han proliferado las publicaciones de varios poetas que están creando nuevos espacios para sí mismos.
      Ello, por otra parte, libera a la poesía escrita en inglés de las cadenas de las normas tradicionales (lectores, críticos, etcétera) y puede reflejar en sus obras el complejo panorama de la vida en la India sin sentirse atada al regionalismo, lo que le ocasiona potencialmente una mayor capacidad de distribución en todo el país, al utilizar como instrumento un lenguaje con una gran fuerza de comunicación (el inglés es, con el hindi, la lengua oficial del gobierno y la administración).
      El hecho de no contar con una tradición consolidada y unos movimientos poéticos muy estructurados deja en más libertad a los poetas que escriben en inglés para encontrar su propio camino. La influencia de la poesía occidental, y en concreto de la inglesa contemporánea (Blake, Eliot, etcétera) es más patente en este grupo de poetas. Su estilo y riqueza conceptual son más refinados y sus obras tienen numerosos puntos de concomitancia con las de los poetas europeos. Pero también es cierto que algunos, particularmente los más recientes, han podido liberarse de esa influencia.
      Es cierto que en su totalidad, desde la perspectiva y el panorama panindio, la poesía escrita en inglés sigue conservando todavía ese perfume de lo extranjero y sus creadores son considerados como poetas que no tienen difusión y que se leen entre ellos, sin que sus obras alcancen un reconocimiento popular masivo.

 

 

Poesía escrita en bengalí

También se escribe en el idioma de Bengala, hablado por los bengalíes que habitan en la parte este de la India, así como en Bangladesh, que fue parte del país antes de su división, y se trata de una extensa y rica literatura dentro del marco general de la India. Los primeros contactos ingleses tienen lugar a través de Bengala y sus ideas occidentales se infiltraron en el país por medio de las instituciones educativas y culturales al estilo inglés. Todo ello hizo que Bengala sirviera de vanguardia en la aceptación o reacción de cualquier fuerza política, literaria o social extranjera.
      Desde ese tiempo (mediados del siglo xix), la literatura bengalí prospera y se multiplica sin medida. El primer poeta de gran envergadura fue Michael Madhusudan Dutt, cuya aportación es algo sorprendente. Perteneció al nuevo grupo de pensadores llamado Bengala Joven, cuya tendencia a la occidentalización era notable. Dutt, que inicia su obra en inglés, llegó a ser el poeta más importante de Bengala, no sólo por su contenido, sino también en cuanto a sus experimentos de formas literarias. Al mismo tiempo, su conocimiento en lenguas extranjeras influyó mucho en el acercamiento Este-Oeste.
      Su espíritu rebelde, junto a las ideas heroicas del nacionalismo de la época, le hizo movilizar todo su esfuerzo para romper el costumbrismo tradicional imperante. Aparte de algunas epístolas amorosas, de clara intención lírica e influencia extranjera (especialmente de la literatura griega y la italiana), fue su poema épico Meghand Badh Kavya (sobre la caída de Meghand) el que, por vez primera en la historia de la poesía bengalí, hizo uso de versos libres contra la tradición de rima imperante de metro payar. Su inspiración, amén del Ramayana y el Mahabharata, fueron Virgilio, Homero, Tasso, Dante y Milton.
      Qué duda cabe de que el gran acontecimiento en la literatura bengalí, y que vino a captar la atención de todos los círculos literarios indios y más tarde de los de todo el mundo, fue la aparición en la escena poética de Rabindranath Tagore. A través de su obra, la literatura bengalí alcanza sus cotas máximas de expresión nacional y universal. Tagore, en su espíritu, tenía una visión universal y era un poeta del mundo.
      Creció en un ambiente de nacionalismo hindú, pero su apertura, integrando otras vertientes como la persa y la inglesa, preparó su gran capacidad intelectual universal, lo que le permitió que su obra no quedara confinada en ámbitos puramente políticos. La variedad de sus géneros y temas era abrumadora. Comenzando como un poeta inspirado en el amor y en la naturaleza, poco a poco su gran visión metafísica le hizo crear una dimensión filosófica en la poesía. Su imaginación lo puso en continua búsqueda de todo lo humano en la Tierra, sus miserias y alegrías, la intimidad y la mística del ser y el misterio de su relación con Dios. A través de su genio literario hizo durante su vida un intento de yuxtaponer lo real con lo espiritual, y su gran conocimiento de la cultura upanishádica y de la tradición lírica de los poetas de Occidente dio como resultado la producción de una fabulosa obra en todos los géneros literarios.
      Aunque Tagore era un poeta de la escuela del arte para el arte, su alma impaciente se sumergió en todo momento en la profundidad de los problemas del ser humano. Abundan por eso en su obra temas sociales, además de la exploración artística del vínculo triangular entre la naturaleza, la divinidad y lo divino. En cuanto a expresión métrica, Tagore experimenta con todas las formas ya existentes en los poemas de la Antigüedad y de la Edad Media. El verso libre de Dutt sufrió una nueva trasformación que le dio mayor musicalidad y ritmo, impregnando también su prosa poética y sus canciones.
      Como creador de belleza, Tagore se sitúa en la cumbre de la expresión poética universal. Su delicada sensibilidad y su creación de formas musicales y nuevos ritmos melódicos son igualmente sorprendentes. Su importancia es mayor todavía si pensamos en el hecho de que él, como poeta y espectador, convivió con la iniciación de la tendencia más moderna en la poesía bengalí, influenciada por el marxismo y la justicia social. Tagore, que siempre daba la bienvenida a los nuevos rumbos, había preparado el fundamento de esta transición en la revista Sabujpatra (Hojas Verdes), en 1914. En ella introdujo la adopción y el uso extenso de un lenguaje cotidiano y común en el pueblo.
      A través de otra revista, Bharati, la generación de aquella época tuvo otro instrumento de expresión, en el que destaca Sudhindranath Dutta, cuya influencia sobre la generación posterior era más profunda que la de Tagore. Dutta escogió una forma de expresión poética dependiente del ritmo lexicográfico y de la sonoridad métrica, con gran sentido satírico y del humor, y en ella abundan las connotaciones nacionalistas.
      La agitación política en Bengala y la creciente conciencia acerca del mundo oprimido, junto con el fervor nacionalista, hicieron surgir un movimiento de jóvenes escritores que se autonombró como Kallol (La Corriente Rizada) y que señaló el inevitable nuevo rumbo en temas y técnicas, influido por Freud, Marx y el neomodernismo.
      Dentro del marco del grupo Kallol destaca, por su espíritu libre y sus fuertes convicciones democráticas, Kaji Nazrul Islam. Nazrul se hizo famoso como el poeta del pueblo, porque en todos sus poemas manifestó oposición a la tiranía y apoyo a una verdadera justicia social. Su habilidad para expresar los sentimientos del alma en formas muy imaginativas y poéticas, sin perder nunca la sonoridad y la resonancia de sus versos, es verdaderamente importante. En dirección paralela, en la Bengala del Este, Jasimuddin alcanza de igual manera una popularidad muy extensa.
      El grupo progresista Kallol tiene como protagonistas grandes figuras como Jibanananda Das, nacido en 1898; Premendra Mitra, en 1904; Buddhadev Bose, en 1908, y Achintya Sengupta, nacido en 1903. Todos ellos defendieron la necesidad de rebasar el dominio que Tagore ejercía sobre toda la expresión poética de la época. Sus discusiones con él fueron muy duras, y ejercieron también influencia sobre su obra posterior. Sin embargo, el estilo de Tagore, tan refinado y rico en expresión, ha pervivido universalmente sobre estas tendencias posteriores.
      Jibanananda Das, el más renovador, y objeto de controversia de este nuevo movimiento poético, evolucionó desde la línea más tradicional hasta la asunción de las influencias más en boga en Occidente (Eliot, Pound). Sus poemas tienen voluntariamente un carácter vivo y descarnado, con temas inspirados en la naturaleza y la realidad circundante. Premendra Mitra fue un nuevo romántico y, en su mayoría, sus versos son reflexiones sobre los fracasos de la vida, sobre los oprimidos y la redención humana. Buddhadev Bose, influenciado en sus primeros años por D. H. Lawrence, manifestó siempre una imaginación refinada a través de sus temas psicológicos y sus poemas de amor.
      Estos poetas, junto a los de las generaciones posteriores, han manifestado una clara tendencia hacia el simbolismo del lenguaje, en el que tanto el escritor como el lector quedan prendidos en la sugerencia. Sin limitación en cuanto a contenidos, destacan por su originalidad la obra de Jibanananda Das y la de Bishnu De, impregnadas de fuerte contenido filosófico y meditación intelectual. Florecen también poetas de tendencia marxista (muy influidos por la ideología) cuya preocupación fundamental es la adhesión a la filosofía del arte para la sociedad. Subhash Mukhopadhyay es uno de sus más famosos exponentes, aunque posteriormente su ideología ha experimentado un cambio de rumbo.
      El individualismo y la libertad de temas y estilos preponderantes en el resto de la poesía en India y en todo el mundo ha influido también a los poetas de la generación actual, en los que se apunta igualmente una difuminación de los géneros, con un frecuente uso de la prosa poética en las composiciones.
      En opinión del destacado profesor y poeta Sisir Kumar Das, a grandes rasgos la poesía contemporánea bengalí se mueve en torno a dos grandes polos estéticos: la figura de Tagore y la reacción contra Tagore.
      Esta última se consolida a partir de 1930, a instancias de las nuevas circunstancias sociales en Bengala y en el mundo y de la influencia de los nuevos movimientos literarios (simbolismo, surrealismo). No obstante, Tagore les va enseñando un nuevo camino de libertad expresiva con sus poemas en prosa y sus formas métricas en absoluta libertad.
      A la muerte de Tagore en 1941, los poetas adoptan una postura más solidaria, socialmente hablando. Las cambiantes condiciones sociales en la India y en el mundo, los enfrentamientos entre ideologías (fascismo y democracia), la formación del partido comunista en la India y los nuevos brotes imperialistas en Japón les hacen ser más conscientes de esta nueva realidad y, en consecuencia, de la necesidad de una toma de postura frente a estos problemas. Esta conciencia se decanta hacia posiciones políticas generalmente marxistas o hacia actitudes de solidaridad derivadas de una obligación moral (ciudadanos del mundo) que impregnan su poesía de un aura cosmopolita. Esto ya lo había hecho Tagore con su filosofía panteísta y de firme convicción en un universo moral, de valores, pero el optimismo tagoriano deja paso ahora a la desilusión, la desconfianza, la agonía derivada del conocimiento de que el mundo caminaba hacia el enfrentamiento de una catástrofe. Ellos, como Yeats, asumieron la idea de que el centro no se sostiene y todo se destruye (poesía de fragmentación).
      La independencia de la India en 1947 hizo pagar a Bengala un alto precio. Su división en dos, motivada por criterios religiosos, en la que su parte más hermosa (la Bengala Dorada) fue anexionada a Pakistán, y produjo el éxodo de miles de familias con un efecto traumático en su cultura, tan importante que sigue vigente hoy, influyó en la temática de los poetas (la patria dividida, la nostalgia del pasado reciente, el contraste entre el modo de vida urbano y el rural, el despojamiento en el exilio). Ello determinó en gran medida la politización de su pensamiento y su rechazo al arte por el arte.
      Ambas tendencias, la de los modernistas y la de los progresistas o poetas sociales, se funden después en una nueva vía en la que Tagore sigue estando vigente por su tradición humanista y por su importancia, al ayudar al poeta a descubrir nuevos significados y confiar en el poder del lenguaje a la hora de emprender nuevos caminos expresivos. Tagore cobra así una nueva dimensión que representa la totalidad de la sensibilidad literaria bengalí a mediados del siglo xx. Él sirve como puente entre tradicionalistas y modernistas, y también entre modernistas y progresistas. La poesía moderna comienza en Tagore y regresa a él. Los poetas posteriores más jóvenes mostraron, de manera variada, cierto rechazo a estas posturas y se adentraron más en la poesía indígena, la lírico-folclórica y la del Tercer Mundo, sin olvidar el retorno a los clásicos y la influencia europea y social.
      Respecto a la literatura en bengalí de Bangladesh, la diferenciación política y religiosa hacía, en las primeras décadas tras la independencia de aquel país, que su difusión fuera muy escasa. Existía un control importante de los medios editoriales y de los traductores especializados en la obra de los poetas de países del Este. Las distancias provenían más de criterios políticos que poéticos. Sin embargo, la comunicación entre las literaturas de ambas Bengalas se produce al nivel de escritores y de intelectuales, pero no tanto al nivel de sus lectores de manera directa. Este último fenómeno se ha transformado bastante con los avances del mundo digital y la internet, así como por la participación en las ferias y otros eventos en torno al libro y las expresiones culturales. No cabe duda de que Tagore ha servido también de nexo de unión entre los diferentes matices de ambos lados.

 

La poesía en otros idiomas

El tratamiento individual de cada región lingüística no es factible, por su extensión, en este trabajo. Al subrayar la evolución de los principales movimientos en la poesía hindi y bengalí hemos expuesto a su vez la de la poesía en otros idiomas en la India, ya que dicha evolución se puede aplicar a los mismos, con ciertas modificaciones. Los protagonistas son distintos, pero la tendencia ha sido similar. Hay una coincidencia general en la afirmación del pensamiento global, ya que las variables sociopolíticas y las modas literarias, así como la influencia extranjera, se difundieron a la vez en todas las regiones de la India, originando respuestas poéticas similares.
      Sin embargo, muy especial es el caso de la poesía en urdu, idioma que borra fronteras entre la India y Pakistán, al igual que el bengalí lo hace entre la India y Blangladesh. El urdu ha gozado de una riquísima herencia literaria al ser el idioma de las cortes musulmanas, tanto que ya en el siglo xiii vivió el famosísimo poeta y creador de zejeles (gajal) Amir Khusrau, que pudo utilizar con su alta cultura las sutilezas del idioma a medida de su evolución e interacción con otros idiomas como el sánscrito, el hindustaní (mezcla de hindi y dialectos de Brajabhasha) y el telugu, así como con el árabe, el turco y el persa. La poesía en urdu hoy ha evolucionado desde la tradición persa, produciendo sus grandes poetas durante el motín de 1857 contra los ingleses —Ghalib y posteriormente Iqbal son sus máximos representantes. El último, influido por la introducción del inglés, tomó muchas libertades en cuanto a las formas simétricas rigurosas de la tradición clásica, produciendo en nuestra época una verdadera oleada del verso libre exento de rima. Esto rompió con las formas populares como el ghazal (zejel), qaseeda (casida), mathnavi (cantares de gesta) y marthia (elegía), aunque éstos se siguen utilizando en los festivales de poesía que gozan del reconocimiento popular, en los que la musicalidad del verso y la rima tienen suma importancia para su perpetuación por medio de la tradición oral.
      Volviendo al panorama poético en su totalidad, en otros idiomas los poetas de las últimas generaciones afrontan la conciencia de su responsabilidad social junto con la búsqueda de una creación literaria original. La poesía de las últimas décadas ha sido multidimensional y hay una reaparición del romanticismo, en síntesis con el realismo social. Los poetas exigen y enfatizan su libertad en cuanto a la expresión de su emoción y las técnicas modernas tienen estilísticamente una gran aplicación. El lenguaje sintético y el simbolismo y la sorpresa tienen una aceptación general, aunque siguen existiendo poetas con utilización de recursos medievalistas en temas y formas antiguas. Al mismo tiempo, los poetas indios que escriben en inglés han aportado al panorama poético la revelación de un profundo tratamiento intelectual basado en la filosofía occidental e impregnado de la mística orientalista.
      Otro hecho que ha influido en la evolución poética ha sido el incremento de las traducciones de poesía escrita en los diferentes idiomas al inglés, lo que ha permitido una mayor difusión de las obras de poetas conocidos hasta hoy sólo en su ámbito lingüístico, y una mayor reflexión sobre la vida y la obra del poeta en las distintas regiones en la India. En esta época de complicados problemas políticos, sociales, raciales y religiosos, el poeta siente una grave preocupación acerca de su posición como artista y acerca de la dimensión de su actividad literaria. Para muchos de ellos, la expectación que supuso la independencia de la India y su consolidación como una cultura autóctona e independiente ha dado paso al desencanto ante las convulsiones de un inmenso territorio inmerso en la problemática del Tercer Mundo. Los enfrentamientos religiosos, con la tremenda secuela del terrorismo; los desequilibrios sociales, la contradicción entre los valores clásicos y la modernidad, y, en general, todos los aspectos derivados de la evolución de este inmenso semicontinente, planean sobre la vida y la obra de los poetas que siguen luchando en la búsqueda de la armonía entre el intimismo y la experiencia exterior. Hay un esfuerzo constante y consciente de lograr una síntesis entre el mundo interno de imaginación creativa y el ambiente contemporáneo.

 

Traducción del bengalí del autor.

 

 

Bibliografía breve

—Amiya Dev y S. K. Das, Comparative Literature Theory and Practice, Allied Publishers, Nueva Delhi, 1989.
      —Sujit Mukherjee, Towards a Literary History of India, Indian Institute of Advanced Study, Shimla, 1975.
      —K. M. George (ed.), Contemporary Indian Literature, Sahitya Akademi / Macmillan India Ltd., 1984.
      —Ashok Kumar Mitra, Adhunik Bangla Kabitar Ruprekha, Dey’s Publishing, Kolkata, 2013.
      —Sisir Kumar Das (ed.), A History of India Literature (1911-1956), Sahitya Akademi, Nueva Delhi, 1995.
      —Parmanand Srivastav (ed.), Samkaleen Hindi Kavita, Sahitya Akademi, Nueva Delhi, 2016.
      —Makarand Paranjape, Indian Poetry in English, Macmillan India Ltd., Nueva Delhi, 1993.

1                 A riesgo de repetición, en esta nota ofrecemos por separado al lector algunas pautas sobre la dimensión territorial y el número de hablantes de las distintas lenguas de la India, para que obtenga una visión más precisa del panorama de ese inmenso conglomerado de razas, religiones y formas de vida. El idioma más hablado en el mapa lingüístico indio es el hindi, por su condición de idioma oficial y por el área de sus hablantes, que se extienden por gran parte de la India (Madhya Pradesh, Uttar Pradesh, Bihar, Punjab, Haryana, Delhi, etcétera) y alcanzan el número aproximado de trescientos millones. El bengalí es la segunda lengua, si consideramos conjuntamente sus áreas hablantes: Bengala Occidental y Bangladesh, que totalizan unos doscientos millones de bengalihablantes. El maratí y  el telugu siguen en importancia, con una cifra aproximada de hablantes de unos setenta y cinco millones cada uno de ellos —que en el caso del telugu se ubican en el estado de Andhra Pradesh, en el sur de la India, mientras que el maratí es el más hablado en la parte occidental del país (Maharashtra), cuya capital es la populosa ciudad de Bombay.
                  El tamil, con más de sesenta millones de hablantes, se centra en el sur (estado de Tamil Nadu), mientras que el urdu y el gujarati tienen unos cincuenta millones de hablantes en la parte central del país y en el sur (Hayderabad) y en la parte occidental (Gujarat), respectivamente. El canarés es otra de las lenguas habladas en el suroeste (estado de Karnataka), al igual que el malayalam, que se habla en Kerala, situado en la parte más extrema al sur. Ambos cuentan con una cifra de unos cuarenta millones de personas hablantes. El panyabí y el oriya tienen cifras cercanas, que sobrepasan los treinta y cinco millones de hablantes, y se ubican en el noroeste (Punjab) y el oriente (Orissa) mientras que el asamés y el sindi cuentan con unos quince millones de hablantes, si bien muchos hablantes del segundo habitan actualmente en Sind, que forma parte de Pakistán. El inglés forma una isla aparte en este panorama, ya que sus hablantes se encuentran esparcidos por toda la India, dadas su condición de lengua oficial y la tradición de la cultura británica; alcanzan un número aproximado de treinta millones, pero con una gran proyección literaria en el conjunto de la India.
                  Por otra parte, Delhi es el símbolo del cosmopolitismo lingüístico, ya que, al ser la capital, registra la afluencia continua de personas llegadas desde todos los puntos de la India y, por lo tanto, el encuentro de sus diversas lenguas. Por supuesto, existen otras lenguas de estimable proyección que, bajo los parámetros occidentales, serían muy importantes por el número de sus hablantes, como el cachemir, el manipuri, el konkani, el mizo, el rajastaní, etcétera. Una visión totalizadora del tema que nos ocupa debe incluir referencias a los trabajos realizados en todas estas lenguas para integrar el complejo mapa lingüístico de la India contemporánea de manera más completa. Un reto, ¡pero valdrá la pena el esfuerzo!
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