Castillos en el aire / Fernando del Paso

In Memoriam / Fernado del Paso

 

III

Viejos estos castillos,antiguos como la mirada de los dioses, entierran su edad en una geografía ilustrada con campiñas amuralladas donde crecen rosas salvajes, cuyos pétalos imitan la mueca estéril de una estrella negra. Fue así como nació la maldición: las brujas comenzaron a parir extraños seres de hueso y niebla, y las desventuradas hadas, encintas de nieve y azogue, parieron ángeles con tres alas. Infelices, también, las nubes dieron a luz lenguas blancas y leprosas, los arroyos parieron borborigmos de melaza y las palabras, habiendo perdido su amor propio, se parieron a sí mismas sin tregua y sin recato, se multiplicaron como un cáncer enloquecido que devoró, insaciable y sin misericordia, el blando de las páginas. Aunque también el granizo se parió a sí mismo, gota a gota, grano a grano, y por el hilo de la lluvia se deslizó su escándalo.

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