Mesa de novedades

Desde la contradicción
Praderas silenciosas es el primer libro que publica Álvaro Luquín. Su título es una contradicción: anuncia unas Praderas silenciosas antes de que comience el canto. Desde el primer verso hay música: «Un acorde más al cascabel». Hay música, ángeles, recuerdos y enfermedad desde la primera página. El título, además de contradictorio, forma los cimientos sobre los cuales el autor construye su primer lugar poético, donde, conforme avanza la lectura, surge un edificio y, al final, queda fundada la ciudad de su poesía: en esas Praderas silenciosas en las que aparentemente no hay nada, por medio de la música y los ángeles de la memoria maltrechos por la enfermedad, se erige una urbe, una metrópoli luminosa donde acontece la poesía.
Praderas silenciosas, de Álvaro Luquín. La Zonámbula, Guadalajara, 2011.

 

La vuelta de Tario
Feliz fruto de las recordaciones que se hicieron de Francisco Tario en el centenario de su nacimiento, a finales del año pasado, este volumen reúne el libro La noche, uno de sus primeros títulos, que pronto cobró una celebridad luego inexplicablemente huidiza, con siete de los cuentos del último, Una violeta de más: la entrada y la salida de una obra excepcional y fascinante —de la que todo nuevo lector no querrá o no podrá salir ya nunca—: por la poderosísima originalidad de sus imaginaciones, Tario se vuelve un autor indispensable. Y por el paso de su enigmática figura en el tiempo que atravesó. A lo largo de este rescate transcurre un estimable álbum de fotos, y cierra con dos estupendas entrevistas .
La noche, de Francisco Tario. Atalanta, Girona, 2012.

 

Diccionario y poética
La sujeción a la brevedad y a la concisión que se ha propuesto María Negroni para este diccionario personal opera como una determinación estilística por la que sus ensayos irradian un fulgor que ilumina más allá de las palabras y los sentidos que constan en ellas. Piezas sólo en apariencia propiciadas y dispuestas azarosamente por su curiosidad, son en realidad marcas decisivas de una vida intelectual y de una poética del asombro. Como declara la autora en la explicación de sus razones para emprender esta colección (consecuencia de la que hiciera para el libro Buenos Aires Tour, de 2004): «No hay, me dije, para un artista, más deber que evitar lo unívoco y recordar que lo bello es una especie dentro de lo raro».
Pequeño mundo ilustrado, de María Negroni. Caja Negra, Buenos Aires, 2011.

 

Lo insospechable
Ensayista de atención afinadísima para la detección de la materia preciosa de lo insospechable, Eliot Weinberger extiende en las piezas incomparables de este libro informaciones sobre la naturaleza y los hombres que sólo la más alta poesía es capaz de recabar. Todas esas informaciones, además, por asombrosas que resulten y por mucho que muevan el ánimo del lector a figurarse que está delante de una imaginación poderosa, están documentadas y son estrictamente verificables —la sola condición que se impuso el autor, si se descuenta el denuedo estilístico que termina por hacer de su prosa una continuada ocasión para la lectura absorta. Un volumen de ensayos bellísimo, deslumbrante e irrepetible. Algo elemental, de Eliot Weinberger. Atalanta, Girona, 2010.

 

Viajes a lo inusitado
«Horacio Kustos, el aventurero que tuvo el infortunio de nacer tarde en los siglos. De venir del tiempo de Polo el de la China, Magallanes o sus otros iguales (sus adláteres de libro de aventuras, inclusive), tendríamoslo ahora por viajero valiente, prodigioso, explorador, y sus descubrimientos no serían menos rememorados que los de otros héroes del mar o la curiosidad». Horacio Kustos es la melancólica figura, hecha de desencanto y asombro, cuyo inusitado destino ha ido siguiendo la prolija curiosidad de Alberto Chimal para consignarlo con toda su maravilla: el viajero indócil a toda restricción de tiempo o espacio. Historias estupendas de un personaje de inmediato entrañable y siempre inesperado.
El último explorador, de Alberto Chimal. Fondo de Cultura Económica, México, 2012.

 

Brillante, como el arco iris
La lluvia arrecia conforme la multitud corre a reunirse. Van procurando guardar el orden mientras avanzan, en medio de la incertidumbre, de la angustia, de sus ansias de salvarse. Por fin están juntos, en la oscuridad que los resguarda de la tempestad. Y navegan. Cuando menos piensan, han transcurrido cuarenta días: tiempo de reencontrarse, al fin, con la esperanza. Komagata concibió esta recreación del Diluvio Universal luego del tsunami que asoló Japón en 2011: «Aunque la situación sea desalentadora, si abrigamos una esperanza y nos animamos los unos a los otros, todo resultará brillante como el arco iris después de la lluvia». Y como el hermoso libro en que se despliega esta iluminadora aventura.
¡Después de la lluvia!, de Katsumi Komagata. One Stroke / Petra Ediciones, Zapopan, 2012.

 

 

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