Margo Glantz: literatura sin barreras, literatura sin género / Édgar Velasco


La voz de Ana María González Luna resonó, fuerte y clara, por los altoparlantes de uno de los salones del hotel que, desde hace varios años, es prácticamente la sede alterna de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. Lo que González Luna anunciaba no era poca cosa: leía el acta del jurado del Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances 2010 y desvelaba el misterio: apenas por tercera vez en su historia, el galardón que naciera cobijado por el nombre de Juan Rulfo era para una mujer: Margo Glantz.

El acta del jurado apunta que se decidió premiar a Margo Glantz (Ciudad de México, 1930) por «su extensa trayectoria literaria, la renovación del ensayo y la narrativa, sus propuestas en torno a la crisis y frontera de los géneros mediante poéticas fundadas en la fragmentación y en el acopio de discursos de diversas disciplinas». Nada más cercano a la realidad: la bibliografía de Glantz es tan vasta como diversa y por eso, al conocer lo dicho por el jurado, la escritora no pudo más que decirse agradecida.

 

¿Qué opinión le merece el hecho de que el jurado haya destacado la diversidad de su obra y su búsqueda por trascender los géneros literarios?

       Creo que es un reconocimiento al hecho de que la literatura no está formada por géneros absolutamente netos y perfectos. En la literatura moderna se transita de un género a otro, hay categorías diferentes. La tradición es magnífica a veces, pero también hay otras oportunidades de ruptura, que permiten trabajar la literatura en distintas formas. El premio demuestra que es tan lícito lo que yo hago como lo que hacen otros autores, así que me parece muy bien que me hayan premiado por eso. Yo escribo muy diferente de Monterroso o Juan José Arreola o cualquiera de los premiados. Cada uno tiene su personalidad. En nuestro tiempo existe una cantidad muy grande de escritores. Y por eso me da gusto que, entre esa cantidad enorme de autores, me hayan elegido a mí y hayan considerado que mi escritura es peculiar.

 

¿Significa algo ser apenas la tercera autora en ganar el premio?

       Siento que mi premio es el de todas esas mujeres maravillosas, extraordinarias, que vivieron en países como Uruguay o Perú y que nunca pudieron tener este premio porque murieron y no fueron difundidas de una manera más amplia. Ésa es una manera de mostrar cómo muchas veces a las mujeres se nos ningunea. Yo no pido que nos premien sólo por el hecho de ser mujeres, sino porque nuestro trabajo es tan extraordinario como el de cualquier hombre.

 

Durante el anuncio del fallo, usted señaló que el premio debería seguir llamándose Juan Rulfo, ¿por qué?

       Éste es un premio con un prestigio increíble en América y España. Debiera seguir siendo el Premio Juan Rulfo porque se trata del escritor más extraordinario que ha producido México. Su nombre es fundamental para la literatura.

 

¿El premio gana o pierde con este nuevo formato que reconoce a las lenguas romances?

       Es importante que el premio considere otras lenguas. Pero, por otra parte, plantea la posibilidad de que haya un mayor número de escritores que puedan ser premiados. Hay escritores grandísimos que deben tener este premio. Si se amplían demasiado sus alcances, pierde un campo de acción más eficaz.

 

 

Comparte este texto: