Los hombres del atardecer / Claudia Sánchez Quiroz

Guadalajara, Jalisco

El sol ya se pone. El cielo se vuelve naranja. Las nubes algodonadas se tornan de rosa, rosa como ese vestido que me ha hecho mamá justo después de que José se fue. Hace ya semanas… he perdido la cuenta. Bueno, creo que fue hace siete meses. Sí, justo mi edad. A mamá le pone triste que hable de eso, me sonríe, pero yo la veo triste; puedo entrar en sus ojos que poco a poco se humedecen.
Mamá llora todas las noches. Desde mi habitación la escucho. Me manda a dormir temprano, pero yo tardo horas en cerrar los ojos, y la escucho llorar toda la noche… Llora por él, y yo también lo extraño. Yo lo quiero mucho, es mi mejor amigo, nunca fue malo conmigo, a pesar de que me lleva muchos años. Ya era muy viejo cuando yo nací, y lo hacía reír cuando se lo recordaba.
     Yo tengo muy poquitos años, son siete, como los meses que lleva José fuera, todos los dedos de la mano izquierda y dos de la derecha, y la derecha es la que la gente rara usa más, porque yo siempre he usado la izquierda, y a todos se les hace raro… hasta a José. Pero me hacía reír. Él tiene diez años más que yo, tres veces la mano izquierda, y dos dedos de la derecha. Bueno… en realidad ya son tres. Hoy cumple un año más, pero ni mamá ni yo podemos abrazarlo. Hace mucho que se lo llevaron.
     Yo salgo todas las tardes con la puesta de sol, cuando se va a dormir y sale la luna, para ver si José vuelve… pero nunca lo hace. Yo sueño cada noche con el día en que lo vea de nuevo caminar por el campo, por el camino, dirigirse a casa; ese día en el que mamá dejará de llorar y ya no estará triste. Pero no sé cuándo será… no sé cuándo va a volver mi hermano mayor… Pero tiene que hacerlo, no puede dejarnos solas. Mamá está enferma, y si no vuelve no va a curarse. Yo ya no puedo ir a la escuela; tengo que cuidar a mamá, y no hay quien me cuide. Nadie puede llevarme a la escuela, porque está muy lejos…
    Cuando era pequeña, papá me llevaba a la escuela… Pero se fue y nunca volvió. Mamá dice que está dormido, dormido desde hace cuatro años en un campo verde y bonito, lleno de piedras con nombres y fechas; lo llaman camposanto o cementerio. A mí me gusta mucho pasear por él, es divertido, veo gente que pasa, lloran a veces, por que van a visitar a la gente que está ahí dormida. A mí me gusta ver los pájaros en el cielo, y trepar por los árboles, como cuando estaba José. Todas las tardes me llevaba a jugar al cementerio, y yo me la pasaba muy bien, y reía mucho; él me hacía reír. Pero él ya no está.
     Un día vinieron unos hombres uniformados de verde y se lo llevaron, llevaban armas, que me hacen estremecer porque sé que son malas. Sirven para lastimar a otras personas, personas inocentes que no han hecho nada. Y José ahora usa una de ésas. Yo lo sé, y de seguro también usa un uniforme, y lastima a otras personas. Yo no lo creería capaz, de no ser por esos hombres. Yo sé que ellos lo obligan…
     ¡Ah!, ¿pero qué es eso? Son esos hombres de nuevo, vienen hacia aquí… ¡Mira, mamá, vuelve José! Esos hombres lo traen de nuevo. Ya quiero abrazarlo. Vamos, mamá…
    Mamá salió a recibir a esos hombres; hablan muy serios, siempre tan derechos, tan importantes… ¡cómo se tardan en hablar…!
    Mamá, ¿qué pasa?, ¿dónde está José?, ¿por qué lloras, mami, qué sucede? No llores, no me gusta verte llorar. ¿Por qué me abrazas así? ¿Por qué lloras tanto sobre mi hombro? Y ese hombre, mami, ¿qué está diciendo?, ¿es acaso que José no va a volver? ¡Mami, mami! Ya no llores, estás haciendo que caigan lágrimas de mis ojos; mamá, cálmate… ¿qué dicen?, ¿dónde está José?… Mami, espera, no entiendo lo que dices, cálmate, y ahora dime, ¿qué le pasó a mi hermano?…
    Ya lo sé, no va a volver, ¿verdad?, ¿se ha ido a dormir como papá? No necesitas responder, conozco la respuesta: José no va a volver…
    Y salgo corriendo de casa, me alejo de esos hombres que se llevaron a mi hermano, y que por su culpa él no volverá, y corro hasta el camposanto y me siento a llorar junto a papá… Él se fue primero, y ahora se fue José. Se lo llevaron, lo uniformaron y le dieron poder para lastimar a otras personas, tal y como hicieron con papá… Y ahora, ¿qué sucederá?, ¿acaso se irá mamá…?

*Este cuento obtuvo el segundo lugar en el género de Cuento del XIV Concurso Juvenil de Literatura “Profra. María Guadalupe Rico de Ramírez”, el 25 de mayo de 2007, en Hermosillo, Sonora, México.

 

 

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