Mantén los ojos cerrados / Óscar Manuel Díaz

Mi amor, esta noche la luna está enorme, al igual que la noche en que te hablé por primera vez. Recuerdo tus mejillas rosadas, tus ojos azules que son tan únicos –aún los tienes de ese color, pero tus mejillas han perdido lo rosado.
    Esa noche te invité un helado, era típico en aquellos años, los treinta, cuando tú sólo tenías dieciséis (yo era un par de años mayor que tú). Caminamos por todo el puerto esa noche, las estrellas brillaban como nunca antes y como casi siempre brillaron a tu lado, parecía que había complicidad entre tú y ellas, eran cómplices para enamorarme más y más cada noche.
    Mi viejita, recuerdo que en nuestra boda sólo había pocas personas, apenas unos de nuestros amigos. Nuestros familiares no estaban muy contentos con nuestra apresurada unión, según recuerdo eso decían ellos, ¿pero para qué esperar si eres la persona que amo?, eres más que la mujer de mis sueños, eres una realidad, no podía esperar. En nuestra pequeña fiesta bailamos nuestra canción, esa canción que jamás se olvida, la que por siempre será nuestra, mi amor.
    La vida nos ha puesto retos, amor. ¿Recuerdas la noche en que se quemó nuestra casa, nuestras pertenencias? Hasta el último ladrillo de nuestro lindo hogar se vino abajo. Te dije que no te preocuparas, se pueden caer todas nuestras casas y yo te construiría otra. Así lo hice, mi amor, con esfuerzo hicimos nuestra casita nueva para poder tener a nuestros hijos. Fue en esa casa en la que nació Pablito, en la que por los pasillos dio sus primeros pasos, tú ibas tras él, siempre fuiste una madre muy cariñosa y muy precavida, era nuestro bebé, no fue tu culpa que se escapara y un maldito se lo llevara de nuestro lado. Durante años la pérdida de Pablito nos dejó completamente roto el corazón, era nuestro primer bebé.

    Años más tarde vino Julieta, nuestra hermosa niña. Tiene ojos azules igual a los tuyos, mejillas rosadas como alguna vez fueron las tuyas, es hermosa como tú, mi amor. Jamás olvidamos a nuestro Pablito, pero supimos vivir por nuestra Julieta. Los años pasaron y fuiste la mejor mamá, creo que también fui un buen padre. Julieta es una importante doctora, nos ha ayudado mucho, gracias a ella la casa es más grande y más bonita, es una lástima que la pobre esté ocupaba todo el tiempo.
    Puedo seguir con más y más relatos de lo que pasamos juntos, amor, pero creo que ya me estás esperando, tus manos han estado frías por semanas, tu aroma ha cambiado, pero eso no basta para alejarme de tu lado; tus ojos se han cerrado para siempre, tus mejillas ahora no tienen color, en mis brazos descansa tu cadáver mas no avisaré a nadie, no te arrancarán de mi lado. Mantén los ojos cerrados, estaré contigo para siempre, te amo.

Comparte este texto: