Poemas / José Luis Rivas

70 años de José Luis Rivas

Plata Viva
para Juan, mi hijo

Juntos una mañana caminábamos
a la orilla del río Pantepec.
Al paso de sus aguas
le arrebaté una rama de palmera
a medias sumergida.
Y una vez que la alcé,
saltaron de improviso
—las unas río adentro,
las otras río afuera—
¡miríadas de peces diminutos !

Aquel arcón abierto
relumbra desde entonces
en los tizones de tus ojos.
Y yo te miro aún:
arrodillado, recogiendo
con el mayor esmero
aquella plata vivacísima
para volverla
(¡lo más pronto posible!)
a su fluente caudal.


Estirinchá

para mi hija María

«Cuando veía el paso
de un bando de flamencos por el cielo
—ese algodón de azúcar rosa que se estira—,
quería con los ojos, comérmelo de lejos» .

 

El alta mar
para Albertina

Con el alba, hamacado por la primera ráfaga, y observando
desde una palapa de otates el gesto audaz de un chiquillo
que arrostraba a pelo con su relinchante montura el embate
de las olas en la playa, hoy supe que mi divorcio con la vida
había llegado a su fin. Y que en adelante ya me será dable
imprimir en las arenas de un médano —pasajeras del viento—
la efigie de mi puño tal una asteria fúlgida, un mínimo
sidus Julianum.
Me puse a repasar, provisto de una caja de colores, los días
de mi vida difuminados, junto con menudos menesteres, entre
la devoradora grisalla. He resuelto devolverles el tinte perdido,
infundirles mi resolución impostergable para, una vez repuesto
el hálito vivaz, beber, del pico mismo de la entereza, ese vigor
que impele hacia la certidumbre de una interioridad henchida
de sentidos, por mí propio secretados con gesto alacre, como
una esponja en lo profundo del piélago. Y reconocer, ya afuera,
sobre la misma ínsula, su influjo en el aroma húmedo y salobre
que emana del oreoselino cuando la brisa terral escarmena
las marismas…

 

 

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