Poemas / Rodrigo López Romero

Nocturno

Tras la lámpara, tu sombra es nítida.
Dicen que así nació el dibujo,
de la premonición de ser siluetas,
y que por otro lado, «lápiz » significa piedra.
Pero en la historia de Kora,
la hija de Butades, quien copió
la silueta de su hombre la noche
antes de que partiera a la guerra,
no hay aún lápices, tan sólo un trozo
de carbón. En todo caso,
el deseo de fijar las sombras nos abruma
como el miedo a olvidar una canción
oída por ahí, para siempre.

 

Hokusai
De La gran ola de Kanagawa
me asombra primero su nitidez.
Cómo la espuma se resuelve en dedos,
el impecable Fuji en la distancia,
las estrías de las aguas.
Y después la tensión, el alzarse
y hundirse de la masa líquida,
la imposible suspensión del ataque.
Pareciera que las gotas flotando
fueran copos de nieve sobre el cielo gris.
Las barcas imitan las curvas del oleaje;
¿será que con eso basta para permanecer
a flote?

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