Apocalipsis / Samir Adriel Priego Zaleta

Preparatoria 6 / 2017 B

La melodía comienza con tonos suaves pero armoniosos. La gente camina en las calles, llenándolas a su paso con sudor.
      Caminan en cantidad como cucarachas, con intereses capitalistas como ratas. Me calientan, me contaminan, me extinguen, y yo, por mi parte, ahora los odio. Son una asquerosa enfermedad mortal.
      Y la orquesta avanza, preparando su destino. Tres enormes tormentas corren hacia sus hogares para ocultarse, si pueden. Casas, escuelas, centros; todo a su pase lo borrarán y me van a purificar. Mientras los violines resuenan en ecos, la sinfonía marca sus notas; ellos están en sus casas comiendo y bebiendo. Y al paso de las placas de mi ser, el suelo tiembla y ellos con él. Con leves notas oscilantes sus construcciones se mueven, aumenta la intensidad.
      Y así viene la mejor parte: cuando sus estructuras caen y quiebran su espalda. Ellos lloran y mueren como yo en cientos de años. Caen, y sus decesos me purifican. No es mi culpa, es suya. Piedra sobre piedra no quedará y ninguno de ellos escapará; jamás mi rostro verán, pero sí mi ira sufrirán.
      De sus cuerpos, sangre; y de su auge, muerte. Mis cuervos van a reclamar.
      Escuchen la apertura, pues viene eso y más.

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