La cola del diablo / Federico Jiménez

Guadalajara

Un cometa que surca los ojos perdidos de la presencia
Un mal sueño que nos despierta arropados de silencio y miedo
La ingenua mirada que busca en el fuego la ceguera de los que ven
Los pasos de un laberinto en el desagüe de la memoria
Un Judas que mastica las treinta monedas de su sacrificio
Unas manos de jornalero arrojando piedras al vacío mientras Sísifo las recoge
La alfombra roja de los peces dorados del matadero
Las bienaventuranzas del político desde la altura promiscua del monte
Una letanía de juicios
Un desierto de cuarenta víboras y cuarenta voces
La cara de Pilatos mientras se lava las manos en sangre
Los niños corriendo cuando los lobos huyen del horror
Una torre de Babel erguida como lengua disecada
Una lanza que traspasa el corazón del arcángel
La antorcha de Prometeo que alumbra el camino de hombres ciegos
Un fuego, una llama, un eco
En el estanque se reflejan las sombras
Orfeo va a bajar a los infiernos
Va a tocar con su palabra lo invisible
Judas, Nerón. Hitler, Bush
El diablo no tiene cola que le pisen
El diablo no ha metido las manos en el fuego por los santos
El diablo no ha invocado al diablo
Ni ha ido más allá de la flama
Ni ha estado en el territorio del castigo
¿Quién tiene ojos para creer ver?

 

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