Ofelia Medina: «Soy una más de las apasionadas del cine » / Ví­ctor Ortiz Partida

Ofelia Medina celebra cincuenta años de carrera artística. Bailarina, actriz de teatro, de cine, de televisión, ha participado en cuarenta y nueve películas, entre ellas Patsy mi amor (1969), Frida, naturaleza viva (1983), Gertrudis (1992) y Voces inocentes (2004). 2017 podría ser el año en que se convierta en directora con un guion escrito por ella misma.

 

El guion
He estado trabajando en un guion por muchos años, quince o más. Es una película que espero que se haga este año. La historia sucede en Yucatán, mi tierra natal. Se llama Tortilla. Trata sobre un niño maya que tiene doce años, o trece, porque el niño que hará el papel protagónico ya está creciendo. Tiene que ser en este momento de su vida, en el que pasa de ser niño a hombre. Ahí, en el medio rural de Yucatán, a esa edad ya te vuelves hombre.

La experiencia
La historia de Voces inocentes es de Óscar Orlando Torres. Yo escribí alrededor de catorce escenas de la película. Por ejemplo, el discurso que da Daniel Giménez Cacho sobre la gracia, las escenas de los niños cuando se van a la guerrilla y algunas cosas de mi personaje. En Gertrudis soy coguionista.

El héroe
El héroe de Tortilla se llama Jacinto. En el guion, que tiene todos los elementos que debe tener, se narra la historia del choque que Jacinto tiene con la sociedad yucateca contemporánea. Es una historia que se transformó en un guion.

La escritura
Yo escribo bastante. Todos los espectáculos que hago los escribo yo. Tengo una decena, tal vez más. Para mí, la escritura es un gran placer. Disfruto mucho el proceso de escribir lo que imagino. El guion lo comencé a escribir por situaciones que viví en Yucatán, y que pensé que harían imágenes de una película.

La niña
Nací en Mérida, en una familia muy yucateca, y mi relación con los mayas, desde niña, ha sido muy fuerte, aunque en un principio yo no la comprendía muy bien; era la relación de una niña privilegiada con niñas de mi misma edad que trabajaban en mi casa. Estas situaciones de esclavitud contemporánea siempre me movieron mucho.

La pasión
Tengo una pasión por la niñez indígena mexicana. Es una ocupación cotidiana, pues tengo una fundación para los niños indígenas. En Tortilla quiero reflejar mi admiración por esos niños, por su manera fantástica de cambiar, de transformarse, de evolucionar. No es por el pasado de los indígenas, sino por el futuro. Y el único futuro posible es el de la colectividad, el de la identidad cultural.

La fundación
Desde 1994 también vivo en Chiapas, por mi fundación. Hemos trabajado para los niños, para las mujeres, para la recuperación de la milpa tradicional y el amaranto. Ahora nuestro trabajo principal es en seis comunidades de la organización de Las Abejas, que son las víctimas de la masacre de Acteal. Ahí tenemos un programa para noventa y cinco familias.

La maleta
Vivo en maleta. Una de mis bases, de mis hamacas, está en Chiapas, en San Cristóbal. Otra en Mérida. También en la Ciudad de México, donde trabajo. En Guadalajara, donde trabajo mucho, afortunadamente.

La poesía
Desde niña soy amante de Sor Juana y de Rosario Castellanos porque tengo el privilegio de tener una madre que ama la literatura. Ella nos acercó, a mis hermanas y a mí, a las letras de estas y otras mujeres. Desde niña las leo a ellas. Rosario todavía vivía, escribía en el periódico, era la palabra de la feminidad, de la inteligencia femenina, mi mamá la admiraba mucho y nos heredó esa admiración. Yo me aprendía versos de Sor Juana, me parecía fantástico presumir que me los sabía.

El espectáculo
A partir de mi amor por esas poetas hice unas versiones para espectáculos. Todavía sigo presentándolos, todavía me los piden. Hay uno en el que junto a Sor Juana, Rosario Castellanos y Frida Kahlo. Hice El placer de nuestra lengua, entre muchos otros.

La carrera
Cumplo cincuenta años de carrera. En 1967 comencé a hacer teatro con Alejandro Jodorowsky. Yo era bailarina, tuve la fortuna de estudiar en la Academia de la Danza Mexicana, en el Auditorio, donde estaba la Escuela de Teatro, y muy cerca del Conservatorio. Conocí a Julio Castillo, Héctor Mendoza, Emilio Carballido, cuando yo era una niña. Tomé clases de pantomima con Jodorowsky cuando tenía once años.

La educación
Fui muy privilegiada. Fui de esas generaciones que sí de veras teníamos educación: laica, gratuita, popular. La niñez y la juventud tenían en dónde estar, que es algo que no se tiene hoy en día —y es terrible.

La familia
Tengo dos hijos: uno, David, de Alex Phillips Jr., y otro, Nicolás, de Pedro Armendáriz Jr. Mi vida es puro cine. Son dos generaciones. El papá de Alex fue uno de los grandes cinefotógrafos. Tengo un nieto que está estudiando Artes Escénicas en el Massachusetts College of Liberal Arts. Mi hermano Arturo ha sido productor de espectáculos; mi hermana Leo es bailarina, coreógrafa, maestra de la Royal Academy; mi hermano Ernesto es director de cine, él dirigió Gertrudis. Tengo varios sobrinos actores.

La comunidad
Con Paul Leduc tengo una relación amistosa, una afinidad política, social. Fui muy amiga y quise mucho a Julio Castillo. Fiona Alexander fue mi gran amiga, junto con Alejandro Luna hicimos muchas cosas de teatro. También forman parte de mi familia humana los Gironella: Carmen Parra y Alberto, que fue un gran amigo. Y muchos otros maestros, como Jodorowsky, aunque desde hace años sólo lo saludo rápidamente: yo viví la revolución que nos trajo desde los sesenta, ideas y prácticas de muerte del individuo, o somos colectividad o morimos.

El cine
Soy una más de las apasionadas de este arte, que es una forma de expresión colectiva. Una película se le ocurre a alguien, la puedes escribir, pero si no tienes actor y demás creadores conectados, e, igualmente que tú, apasionados con el proyecto, no haces nada.

La película
Todas las películas las hice con mucho cariño, pero la que me involucra más es Frida, naturaleza viva. Durante años estuve buscando el director al que le interesara el personaje para hacer una película. Yo era muy joven, pero desde niña, desde los once años, conocía al personaje. En ese entonces Frida Kahlo no era famosa como ahora. Le propuse la película hasta a Francis Ford Coppola, a quien tuve la oportunidad de conocer en Los Ángeles. «La esposa de Diego Rivera», me dijo. Él la conocía, a diferencia de muchos mexicanos que no sabían quién era Frida. «Oh, sí, qué exótica», comentó. Frida se hizo hasta que Paul Leduc dijo que sí. Frida era desconocida. Yo siento que nuestra película fue la iniciadora del descubrimiento de esta gran mujer.

La televisión
No todos los proyectos de tele en los que participé los hice con la convicción de que fueran trabajos bien hechos, mentiría si lo dijera; los hice porque tenía la necesidad económica. Pero la mayoría de los que he hecho tuvieron siempre calidad, como la telenovela Rina, dirigida por Dimitrio Sarrás, que era una historia bien escrita. Todos trabajábamos con mucho profesionalismo y mucha entrega. Al trabajar a esos ritmos uno aprende muchísimo: improvisas, haces equipo, creas personajes así, al vuelo, es una escuela importante.

La teleserie
Hice una de las primeras teleseries: Toda una vida, dirigida por Héctor Mendoza, escrita por Luis Reyes de la Maza, fotografiada por Alex Phillips Jr., con escenografía de Alejandro Luna, vestuario de Fiona Alexander, con Delia Casanova, Margarita Sanz, Gonzalo Vega y actores españoles. Luego hice una teleserie también especial, La gloria y el infierno, que no tenía final feliz, ni boda, ni nada de eso, que dirigió Gonzalo Martínez, con Héctor Bonilla, Fernando Balzaretti, Jorge Russek, muy buena.

La directora
Estamos esperando el financiamiento de Tortilla. Mientras, me preparo intensamente para dirigir. Leo, estudio, veo películas, analizo, me preparo como directora. Llevo dos años estudiando la lengua maya porque quiero dirigir al niño en su idioma. Muchos personajes de la película son mayas. Hablo tzotzil, lo entiendo, me doy a entender, más bien, lo aprendí en la vida cotidiana, pero la lengua maya sí la estoy estudiando. Dirijo teatro desde hace mucho tiempo, y he dado clase de dirección de actores. Es creación de personajes: tienes el esqueleto con las palabras, pero lo tienes que hacer corpóreo, que respire como el personaje, que cambie su respiración cuando su emoción cambia.

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