LIBROS / La ciudad de un curiosista periodístico / Mariño González

Una historia es todas las historias. Cuando uno ha recorrido consuetudinariamente las calles y las avenidas de la urbe, cualquier urbe, no puede ser ajeno a los dramas ni a las comedias que, día con día, se suscitan entre sus habitantes y sus visitantes. Mucho menos si, armado con la mirada y el oído del periodista, uno se aventura, entrevista mediante, por los callejones de la memoria y los entresijos del lenguaje. Cuando recoger testimonio del mundo contemporáneo es parte esencial de quienes somos, negociar con la realidad y la ficción es, también, una forma de supervivencia. Y entonces todas las historias forman una sola historia.

     En Ciudad, su primer libro de relatos, Édgar Velasco construye una urbe literaria para que sus lectores andemos entre la sonrisa y la carcajada abierta, pero también entre imágenes de viva aspereza y el horror vacui que, por ejemplo, produce imaginarse a sí mismo como el conductor sin nombre de un vehículo pletórico de cadáveres. Nos hace, por decirlo de alguna manera, partícipes y cómplices de una ficción en la que caben todas las realidades posibles.
Desde las filas del periodismo, Édgar ha mostrado por muchos años diversas realidades que no se circunscriben sólo al ámbito de la cultura, sino también a los cambios sociales y políticos que, como ciudadanos, hemos padecido en tiempos recientes. A su habilidad como curiosista periodístico, Édgar ha sabido sumar su creciente interés por el lenguaje y por la literatura.
     Muestra de ese enorme talento, Ciudad se presenta como un cúmulo de urbes a veces absurdas, en ocasiones terriblemente realistas, donde da lo mismo que seamos «darketos, skinheads, anarcolibertarios, altermundistas, globalifóbicos, skatos, prostitutas, punks, lesbianas, homosexuales, indígenas, encapuchados, hippies» o fresas. O botargas de una farmacia o padres primerizos. O todos ellos.
     La realidad no es unívoca, parece decirnos el autor, y son nuestros equívocos (es decir, los de los personajes) los que dan forma a eso que vagamente concebimos como espacio vital. Parafraseando al autor, entonces, habría que decir que una ciudad se construye siempre con «una mayoría de minorías».
Una plaga de supermercados o los dilemas de un cocodrilo; un guerrillero con más problemas estomacales que políticos o un danzante que, apodado El Triste, aparece un buen día para trastocar la vida en la colonia Belisario, son algunas de las situaciones que encontraremos en este debut libresco de Velasco. Si la ciudad, como concepto, se yergue en las personas-personajes y no en los ladrillos y la argamasa, los invito a que habiten este nuevo territorio que, a propuesta del autor, se construye con gran sentido del humor y fina ironía.

Ciudad, de Édgar Velasco. Paraíso Perdido, Guadalajara, 2014.

 

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