Poemas / Alessio Brandolini

Insectos y voces
¿Me odias porque me parezco a ti o por lo que digo?
Las manos no aferran las voces, ahora en otros lugares:
cronometrar las fuerzas, usarlas contra el enemigo.
El olor de la corteza de los nogales desanida la energía
de los bulbos. Los huesos tintinean, arrancan astillas
a la lengua. Atado a un palo un perro ladra
elogios al verdugo. Has hecho bien en arrojarme
al fondo de historias que nunca hubiera comprendido.
Caracoles siembran la meta que fermenta bajo
los pies, se alimenta de plumas la cúpula de San Iván.
Descubrir las causas de esta compañía zumbadora
hablamos con moscas, abejas y mosquitos, nos lanzamos
dentro de nosotros mismos. Proyectamos fugas, incursiones:
cosas que hacer por cierto no faltan, ya esto es
un efecto. La hierba cortada se lamenta, reclamando
una tumba propia, el fuego la convierte en hongo
en fases de vida. No me digas que lo hubieras deseado
hay que recomponer el futuro, proteger una vía que conduzca
hacia zonas ilesas, intactas. Nado entre delfines y cangrejos
los insectos tienen alas luminosas con reflejos cristalinos.

 

Palpo tus ojos
Ladrillos evocan casas, color negro del ojo.
Deberías pero no puedes bien firme en la maraña
en el canto de los pájaros nocturnos: ¿verás las huellas
si las borras? decir te amo será fácil ¿o tendrás
que arrancártelo de la boca? Tratas de agujerear el cráneo
de introducir hormigas y el dolor te atrapa como un lazo
en el granizo que cae sobre los olivos y en la huerta.
Andando más abajo me encontré el incendio
de la infancia por eso no puedo alzarme en vuelo
entre las nubes. Las naves esperan el momento de zarpar
y los marineros juegan naipes en un bar del puerto.

Tenías a tu cargo el reloj de agua, el ojo
dulce de las sirenas, ahora te evades en el aliento, en el río
y en la sombra pasa la línea quebrada de los días.
De par en par abres los pasajes para descubrir dónde te ocultas.
Una cena entre amigos y quieres que sea distinto
sin saber lo que pasa regresa la molestia
de sí mismos y no puedes decir que está equivocado: afianzas los muros
oscila la luz de la mañana. Emanaba ráfagas
de energía cuando venía a buscarte al trabajo.
Según donde uno esté, será lo que pueda: separarse
de la gusanera, concederse a las heridas, a las constelaciones.

 

El campo no cultivado
No es oportuno contar susurros: el instante
¿modifica la infancia? un pico impracticable
excavo y doy con un topo, huyo de quien
no estaba o fingía no estar. Como amigos los mosquitos
mariposas, un perro. El pasado es la parte oculta
de la luna, el escenario es éste y si quiero
que los sueños se realicen tengo que estar
de viaje no el otro encerrado en un búnker.
Colgado del cerezo para robustecer los músculos
observo el cortejo de las hormigas y de las arañas
que tejen sin prisa sus días sigilosos.
Hijos muerden padres que no saben jugar
hoy es Navidad luego será Pascua nadie frenó
las obscenas manos. No pude estar callado
ahora escucho las hojas, hice bien en no desaparecer
tengo tierra no cultivada para explorar, amapolas estallando
en el camino. El pasado es un lugar de árboles
ahorcados, de viento sin calles. Sólo la oscuridad
incita a la vida, dobla los huesos en cavernas de luz.
Lo que hice no lo vuelvo a encontrar y el sol
se embadurna hacia atrás. En el campo comprendí varias cosas
¿o es la hierba no cultivada quien me ha comprendido?

 

Llamo desde otro planeta
Un trueno y el alba se despierta, una hermana exige
un armario para los vestidos, la consuelo diciéndole
que pronto (tendría yo diez años) la voy a ayudar a ella
y a los otros hermanos. Los muertos espían no cierran
jamás los ojos. La luz ametralla el pueblo, levanta
la cruz desmoronada sobre las casas, recoge las huellas
de la manada: el camino está aquí y rasguña la piel.

Procedo masticando lo que me debes
entre espejos de inextricables enredos, entre callejuelas
alteradas por vetas rojas, por dibujos primitivos.
Hojas amarillas resisten ceñidas a la rama
disfrutan el frío, la calma. Tiene fuertes dolores
el aire y el hijo que germina teme al padre
la melancolía de nuestros cuerpos convalescientes.
¿Todo está perdido? El viento desbarata los días
no por ello encerrados en la casa
salen del techo y bajo la lluvia queman
sueños para hacer otros sueños. Llamo desde otro
planeta: ¿el universo nos observa? semejantes pero lejanos.
Un estruendo los años futuros, lo que hemos sido.

Versiones del italiano de Martha L. Canfield

Insetti e voci
Mi odi perché ti somiglio o per quello che dico? / Le mani non afferrano le voci, già in altri luoghi: / cronometrare le forze, usarle contro il nemico. / L’odore della corteccia dei noci snida l’energia / dei bulbi. Le ossa tintinnano, strappano schegge / alla lingua. Inchiodato al palo un cane abbaia / lodi al carnefice. Hai fatto bene a farmi colare / a picco in storie che non avrei mai compreso. / Lumache seminano il traguardo che lievita sotto / i piedi, s’alimenta a piume la cupola di Sant’Ivo. // Scoprire le cause di questa ronzante compagnia / si parla con mosche, api e zanzare, ci si spintona / dentro se stessi. Si progettano fughe, incursioni: / le cose da fare certo non mancano, già questo è / un effetto. Si lamenta l’erba recisa, reclama / una tomba tutta sua, il fuoco la converte in fungo / in fasi di vita. Non dirmi che lo avresti desiderato / c’è il futuro da ricomporre, una via da scortare / verso zone illese. Nuoto tra delfini e granchi / gli insetti hanno ali luminose dai riflessi cristallini.

Palpo i tuoi occhi
Mattoni invocano case, il nero dell’occhio. / Dovresti ma non puoi ben saldo tra i grovigli / nel canto degli uccelli notturni: vedrai le orme / cancellandole? dire ti amo sarà facile o dovrai / strappartelo di bocca? Provi a forare il cranio / a inserire formiche e il male ti coglie al laccio / nella grandine che s’abbatte sugli ulivi e l’orto. / Calandomi più sotto incontrai l’incendio / dell’infanzia per questo non posso librarmi / tra le nubi. Navi attendono di salpare / e i marinai giocano a carte in un bar del porto. // Avevi in custodia l’orologio ad acqua, l’occhio / mite delle sirene, ora evadi nel fiato, nel fiume / e nell’ombra scorre la linea spezzata dei giorni. / Spalanchi varchi per scoprire dove ti occulti. / Una cena tra amici e vuoi che sia diverso / all’oscuro di ciò che accade torna l’ingombro / di se stessi e non puoi dargli torto: puntelli i muri / oscilla la luce del mattino. Emanava raffiche / d’energia quando veniva a prenderti al lavoro. / In base a dove si sta si è quel che si può: staccarsi / dal verminaio, aprirsi alle ferite, alle costellazioni.

Il campo incolto
Non è il caso di riferire sussurri: l’attimo / modifica l’infanzia? un picco invalicabile / scavo e m’imbatto nella talpa, fuggo da chi / non c’era o faceva finta. Per amici zanzare / farfalle, un cane. Il passato è la parte celata / della luna, lo scenario è questo e se voglio / che i sogni siano reali devo essere / in viaggio non l’altro rinchiuso nel bunker. / Appeso al ciliegio per irrobustire i muscoli / osservo il corteo delle formiche e dei ragni / che tessono senza fretta i loro felpati giorni. // Figli mordono padri che non sanno giocare / oggi è Natale poi verrà Pasqua nessuno frenò / le mani oscene. Non riuscivo a stare zitto / ora ascolto le foglie, ho fatto bene a non sparire / ho terra incolta da esplorare, papaveri esplodono / lungo il percorso. Il passato è un luogo d’alberi / impiccati, d’un vento senza strade. Solo il buio / sprona alla vita, piega le ossa in caverne di luce. / Quello che ho fatto non lo ritrovo e il sole / si spalma all’indietro. Nel campo ho capito / delle cose o è l’erba incolta ad avermi compreso?

Chiamo da un altro pianeta
Un tuono e l’alba ci sveglia, una sorella esige / un armadio per i vestiti, la consolo dicendole / che presto (avrò avuto dieci anni) aiuterò lei / e gli altri fratelli. I morti spiano non chiudono / mai gli occhi. La luce mitraglia il paese, alza / la croce franata nelle case, rileva le impronte / del branco: la via è già qui e scalfisce la pelle. / Procedo masticando quello che mi devi / tra specchi dai grovigli inestricabili, tra vicoli / alterati da rosse venature, da disegni primitivi. // Foglie gialle resistono affusolate al ramo / godono del freddo, della calma. Ha le doglie / l’aria e il figlio che germoglia teme il padre / la malinconia dei nostri corpi convalescenti. / Tutto è perduto? Il vento sbaraglia i giorni / non per questo rintanati in casa / escono dal tetto e sotto la pioggia bruciano / sogni per fare altri sogni. Chiamo da un altro / pianeta: l’universo ci osserva? simili ma distanti. / Un rimbombo gli anni futuri, ciò che siamo stati.

 

 

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