Llueve… / Luis Fernando

Preparatoria 12 / 2013B

Lluve… y el frío me recorre de nuevo, peor que antes. Mucho peor. Llega el silencio…En este lugar puedo oír el eco de mis pensamientos. Siento que éste es el fin, la culminación de todos mis temores: estar solo con el viento.
     No logro captar ningún sonido, nada, estoy solo, solo, atrapado, encarcelado, privado del mundo y a la vez expuesto, es una sensación extraña, siento que alguien me observa en la penumbra y esboza una sonrisa perturbadora.
     –¡¿Quién eres?! ¿Qué estás haciendo? –Sólo me responde el eco–. ¿Por qué me has traído hasta aquí? Soy preso de mis sentimientos, el estruendo del silencio me inquieta, haré lo que tú me pidas pero líbrame de este encierro.
     El eco me responde con un desdén siniestro.
     –Por favor –exclamo con todo mi aliento–, ten piedad de este humilde siervo; si es dinero lo que deseas, te lo daré. Lo que quiero es salir de este encierro  –de repente escucho una voz que susurra como el viento.
     –No quiero dinero. Tú ya sabes lo que quiero…
     –¿De qué estás hablando? –exclamó afónico –. No sé por qué  haces esto.
     –¿Que no lo sabes? –dice somnoliento–. Ésa es la causa de que tu vida sea un tormento.
     Entonces comprendo una verdad que me asuela desde hace tiempo, la razón por la que no concilio el sueño, la causa de que me confine en mi mundo. Así que grito con todo mi aliento:
     –¡Te quedarás aquí dentro! Causarás tanto sufrimiento que prefiero morir antes de verlo.
     Él responde:
     –Tú ya sabes lo que es estar aquí dentro en un mundo al que no pertenecemos…
     –Déjame ver el sol por un momento, un instante más es lo que deseo.
     –¡Jamás! –grita.
     –Si es necesario, tú y yo nos quedaremos aquí dentro, juntos en mi cerebro.

 

 

Comparte este texto: