Valerio Magrelli / Infancia del trabajo

Mira esta niña
que está aprendiendo a leer:
estira los labios, se concentra
saca una palabra tras otra,
pesca, y la voz le funciona como caña,
hila, se dobla, arranca
estas letras
altas ahora en el aire
brillantes
bajo el sol de la pronunciación.

(Del libro Disturbi del sistema binario, Einaudi, 2006)
Versión de Juana Rosa Pita

 

Thyssen: para los sin-palabras

Siguen ardiendo como
las lámparas de aceite
de aceite de la Biblia.

¿Qué tengo que hacer?, preguntaba.

Pero ¿qué hacer cuando
cuando se está ya desvainado
desvainado fuera del cuerpo?

Estaban ya para siempre fuera de su funda.
Seguirán ardiendo
ardiendo para nosotros, mechas
mechas de carne votiva.

«No me dejéis solo», suplicaba.

Quemaban al dios del trabajo
trabajo de lenguas de llama
de llama, de fuerzas vivas.

(Del libro Il sangue amaro, Einaudi, 2014)
Versión de Guillermo Fernández

Y a quien corresponda

Por medio de la presente, al reiterar su firme convicción de que la Iglesia represente una Oficina de Reclamos injusta e incalificablemente falta de su directo Responsable, y al considerar a Dios un miembro fantasma, que sólo vive en el dolor de su propia amputación, el que suscribe, al contrario.

declara

no tener nada que exigir a nivel de resarcimiento
personal con limitación al día de Navidad

(… el encanto de la mañana amarilla y blanca,
cálida y acabada
en sí misma, huevo anhelante
de amor empollado en la noche
dentro de un paisaje de horror…).

Roma, a 25 de diciembre de 2007

Atentamente
Valerio Magrelli

En los baños públicos

Los escritos en los baños públicos
me dicen el dolor
del joven que escribe,
solo, en los baños públicos.

Solo, con la escritura
de quien lo precedió,
en un coloquio mudo,
denso, en los baños públicos.

Yo también una vez escribí,
solo, en los baños públicos,
confiando el dolor
a los insultos peores.

Aquí se escribe solamente
de odio, en los baños públicos,
pero de un odio que gira
como un cigarro entre amigos.

 

Las plumas, el estiércol

Por una ventana abierta no entra sólo la luz;
a veces puede entrar algo más que no hubieras querido.
El asco, el asco, el asco de un animal que vuela
en medio de las cosas de la casa violando el espacio privado,
aquel único espacio que queda acá de la ventana.

Versiones de Marco Perilli

Infanzia del lavoro
Guarda questa bambina / che sta imparando a leggere: / tende le labbra, si concentra, / ti ra su una parola dopo l’altra, / pesca, e la voce fa da canna, / fila, si flette, strappa / guizzanti queste lettere / ora alte nell’aria / luccicanti / al sole della pronuncia

 

Thyssen: per i senza parola
Continuano ad ardere come / come le lampade ad olio / ad olio della Bibbia. // «Che devo fare?», chiedeva. // Ma cosa fare quando / quando si è ormai sgusciati / sgusciati via dal corpo? // Erano usciti per sempre dalla loro custodia. // Continueranno ad ardere / ad ardere per noi stoppini / stoppini di carne votiva. // «Non lasciatemi solo!», scongiurava. // Bruciavano al dio del lavoro / lavoro di lingue di fiamma / di fiamma, di forza-lavoro.

 

E per conoscenza
Con la presente, nel ribadire la sua ferma convinzione che la Chiesa rappresenti un Ufficio Reclami ingiustificabilmente e inqualificabilmente privo del suo diretto Responsabile, e reputando Dio un arto fantasma, vivo soltanto nel dolore della sua amputazione, il sottoscritto, viceversa,
dichiara
di nulla aver a pretendere sul piano del risarcimento personale limitatamente al giorno del Natale
(… l’incanto della mattina gialla e bianca, / calda e conclusa / in sé, trepido uovo / d’amore covato nella notte / dentro un paesaggio d’orrore…)

Roma, 25 dicembre 2007
In fede
Valerio Magrelli
Nei bagni pubblici
Le scritte nei bagni pubblici / mi dicono il dolore / del giovane che scrive, / solo, nei bagni pubblici. // Solo, con la scrittura / di chi l’ha preceduto, / in un colloquio muto, / fitto, nei bagni pubblici. // Anch’io una volta ho scritto, / solo, nei bagni pubblici, / affidando il dolore / agli insulti peggiori. // Qui si scrive soltanto / di odio, nei bagni pubblici, / ma di un odio che gira / come una sigaretta fra compagni.

 

Le piume, lo sterco
Da una finestra aperta non entra soltanto la luce; / a volte può entrare dell’altro che non avresti voluto. / Lo schifo, lo schifo, lo schifo di un animale che vola / in mezzo alle cose di casa violando lo spazio privato, / quell’unico spazio che resta di qua dalla finestra.

 

 

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