El ano monologando / Gerardo Ugalde

El hombre cagó porque las palabras no le vaciaban las entrañas.
     Con suma delicadeza dejó caer su trasero en el escusado y soltó el alma sin pensarlo. Una necesidad de expresar la satisfacción  tras la comida es consumida mediante el letargo; pero el estertor abdominal despierta la curiosidad psicológica del cerebro y conduce al cuerpo a un laberinto onírico representado por un sobrio pasillo que conduce al baño.
     El chapoteo del excremento le roba la magia a cualquier composición romántica alemana decimonónica, para descansar solo nos queda exhalar, gemir, gesticular, llorar, reír.
     En el papel higiénico una obra de arte abstracta presuntuosa y sin significado como este escrito va a dar a donde muchas existencias no llegan. El remolino es musical y certero, si hay la presión hidráulica adecuada.
     Tire esto al retrete…por favor…es pésima composición.

 

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