*** / Juan Daniel Baizábal González

Preparatoria 13 / 2013A

En ese lugar se siente un clima muy helado. Había un pequeño lago y al otro lado, tierra. Crucé por un puente de hielo, grandes espinas lo sostenían sobre el agua. Al terminar de cruzar, vi un pequeño sendero que me guiaba entre las montañas. Creí que ese sendero llevaría a un lugar inexplicable.

Una gran casa, no se distingue la parte de abajo. Tiene un balcón con dos pequeñas lámparas. A los lados de la entrada principal se encuentran pequeñas macetas y una chimenea grande. Se podría decir que vivía una gran familia con mucha historia.

Un callejón que a su lado tenía grandes barandales de cemento, columnas que lo sostienen, árboles y ramas que resaltan sobre el callejón. Había unas escaleras muy largas, sobre ellas reposaba una pequeña niña con un libro. Al terminar las escaleras había un jardín con arbustos, iluminados por los rayos de sol.

Campesinos coreanos levantándose en armas por el maltrato de sus jefes, yendo a buscarlos en un largo viaje pasaron por un campo de trigo.

Dos personas en un tren, sentadas a lo lejos. La señora está escuchando música, le pudo atraer la voz o la forma en que cantaba el señor.

Caminando de noche por Japón, caminando sin rumbo, encontré uno de sus grandes jardines. Entré en él, me senté en una banca y llegó una chica que se sentó a mi lado y me miró a los ojos. Después nos levantamos de la banca y seguí caminando por el sendero por en que había árboles, flores y grandes lámparas con luces de colores. Pero seguí caminando con ella, tomados de la mano.

 

 

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