La cruda realidad / Valeria Giselle Ibarra Topete

Preparatoria 3 / 2013A

Me encuentro en un lugar rodeado de gente que va y viene. Sé que al final eso es la vida, un ir y venir, casi siempre sin ningún sentido; como dicen, “el que no arriesga no gana”, pero pienso que a su vez el que no arriesga no pierde. No sé qué pensar, mis ideas fluyen pero no van acordes con mi sentido común. Eso es raro, es como si algo dentro de mí quisiera salir pero la persona que está fuera no lo dejara, y es ahí cuando me siento incomprendido.
Las personas sólo me ven como otro más del montón, como un joven que busca problemas, pero no es así, a veces quisiera que se pusieran en mi lugar y así verían las cosas de diferente manera.  Pero todos sabemos que eso jamás sucederá.
     Mi vida es monótona y aburrida, llena de falsas amistades con una conveniencia de por medio. Me cansa que todos hablen del mañana: a qué universidad irán, en qué trabajarán… ¡No puedo creer que no tengan otra expectativa! Al fina que para eso nacimos, ¿no? El continuo ciclo de la vida: ¡naces, creces, te reproduces y mueres! , pero ¡qué hay de vivir! Tan sólo de pensar en tener una vida planea me dan ganas de aventar todo a la basura; no me gustaría ser otro robot más, sometido a esta mugrienta sociedad, que sólo te pudre la mente y mata esa pequeña llama de ilusión, de imaginación, ¡de vida!
     Por todos lados nos llegan mensajes intermitentes, por televisión, por internet… Estamos programados para actuar de cierta manera, y si no lo hacemos somos mandados al psicólogo, porque según ellos tenemos un problema mental. Y todo por pensar diferente. Pero se me olvidaba que ¡estamos en el siglo XXI! y que se supone ¡somos civilizados! Por Dios, eso es una mentira, una patraña que hasta un ciego puede entender.
     Ahora comprendo por qué los grandes científicos y filósofos fueron tratados como locos y demás, todo por ser diferentes. Después, cuando murieron, quienes los acusaron se dieron cuenta de lo grandiosos que eran, pero ¡ya para qué! Entonces, ¿necesitas morir para que las personas te acepten? ¡Qué clase de crueldad es ésta!
     Sé que no puedo decir libremente lo que pienso, así que asisto a la prepa y escucho, pero ¿en realidad aprendo? En la escuela te enseñan cosas, sí, cosas que jamás utilizarás; ¿qué hay de los valores, de la ética, de la moral? Al final sólo es desperdicio de tiempo y nada más. Trato de sobresalir, de ser diferente, pero al parecer lo diferente no es bien aceptado en la sociedad.
     Mis maestros son personas que sinceramente dudo mucho que sepan algo de la vida, en ocasiones me pregunto si en verdad tienen algo que enseñar o más bien son personas que tratan de aparentar un papel en la sociedad. De pensar que terminaré como uno de ellos preferiría ser un vagabundo, completamente libre de todo y de todos.
     Pero sé que al final sucederá, seré otro robot de la sociedad tratando de encajar en ella, sumido en el miedo y la angustia, ya que en esta vida simplemente nos enseñan una cosa, y eso es ¡perder toda tu libertad!

 

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