Peter Sirr

 

Alambres

Un anciano de overol verde, pintando el palomar
que ocupa un buen tercio del diminuto jardín.
Siempre está allí, haciendo mejoras, siempre
de botas y overol verde, milagrosamente ocupado.
A veces se le une su mujer, le trae té
y se queda charlando un poco antes de volver a entrar.
Generalmente están sólo él y un viejo gato cansado
atado con una cuerda larga a la soga de la ropa —pasó
toda su vida así, cinco metros de pasto
que patrullar, de un extremo al otro de la soga
como un tranvía. En estos días apenas se mueve,
se queda sentado casi todo el día en el mismo lugar;
muy de vez en cuando, y con lentitud, una visible renuencia
como si se sintiera obligado a probar su felinidad una vez más
se levanta y da una vuelta, mostrándose un poco feroz, desafiando los tejados y las cercas
y luego vuelve a su territorio habitual y se queda allí,
mirando las palomas que vienen a cagar a la casa,
remolcadas por alambres invisibles. En días así
todo el cielo parece descolgado sobre nuestras cabezas
como una sábana que no soltaremos. Una eternidad, sin embargo,
antes de la brillante mañana del alma: mientras tanto el poema
revolotea sobre los suburbios, después de perder el rumbo,
buscando desesperadamente un alambre que lo jale a destino.

VERSIÓN DE JORGE FONDEBRIDER Y GERARDO GAMBOLINI
 

WIRES
An old man in green overalls, painting the pigeon coop / that takes up a good third of the tiny garden. / He’s always there, tending and improving, always / in green overalls and boots, miraculously busy. / Sometimes his wife joins him, brings him tea / and stays to chat a little before going back inside. / Mostly it’s just him and a tired old cat / tied by a long wire to the washing-line—he’s spent / all his life like that, five square metres of grass / to patrol, up and down the length of the line / like a tram. These days he hardly moves, just sits / all day in the same spot, very occasionally, and with / a heaviness, a visible reluctance, as if he felt obliged / to prove his catness one more time, gets up a prowls, / looks a little fierce, challenging rooftops and hedges, / then goes back to his usual patch and stays there / watching the pigeons come shitting home / tugged by their invisible wires. Days like this / the whole sky seems pulled down around our heads / like a blanket we won’t let go. And eternity yet / before the bright morning of the soul: meanwhile, the poem / circles above the suburbs, having lost its way, / desperate for a wire to tug it home.

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PETER SIRR
(Waterford, 1960) estudió en el Trinity College de Dublín, donde actualmente reside. Vivió en Italia y en Holanda. Ha publicado Marginal Zones (1984), Talk, Talk (1987), Ways of Alling (1991), The Ledger of Fruitful Exchange (1995), Bring Everything (2000), Nonetheless (2004) y Selected Poems 1982-2004 (2004). Fue editor de las revistas Graph y Poetry Ireland Review, además de director del Irish Writer’s Centre, razones que hacen de él un testigo privilegiado de la actividad poética de su país.

 

 

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