*** / Itzel Rubio

Preparatoria 4 / 2012A

 

Es el primer día de diciembre, es decir, el día de mi sentencia.
Era la típica niña de apariencia alegre, hasta la mañana de septiembre. Me sentía miserable, vencida, al límite de la tristeza y llena de rabia.
La verdad llegaría más tarde. Mataría a la asesina de mi casa. Mi sangre ardía de adrenalina. ¡Infringiría la ley! Para ella significaría intentar matarse. Preferiría ser irreverente a callar.
Me dirigí a la recámara y la acribillé. Quise parar y fracasé. Lentamente salí de allí. Estaba tan abatida y espantada que debía escapar para siempre.
Intenté hacer el bien, pero véanme: maté a mi madre.
Es la primera nevada de diciembre. Es decir, el día de mi sentencia.

 

 

Comparte este texto: