El cerdo / Alondra Marsilli Sánchez

Preparatoria 7

El cerdo es una criatura lista, una criatura amable, noble, hermosa, adorable. El cerdo siempre ha sido protagonista de nuestras películas de la infancia; aquel lindo marranín inocente que tanto adorábamos aunque fuera un tanto idiota al querer hacer una casa de paja o de ramas.
     Sin embargo, también recordamos la imagen del cerdo asqueroso, el cerdo flojo, cobarde y tragón que tiene más en común con el ser humano que el simio, del que tanto presumimos haber evolucionado.
     El cerdo es también un héroe, salva a la vaca de la extinción y alimenta a las bestias carnívoras, sin sentimientos; muestra lo agradable que es el lodo aunque ensucie. Nos enseña que lo que dejamos entrar es lo que nos vuelve apestosos y feos, que tenemos peculiaridades que nunca sabremos para qué sirven pero forman parte de nosotros, como él, que tiene un rabo retorcido y unas orejas caídas en forma de triángulo.
     Ha demostrado que el rosa no sólo es un color de niñas, y a pesar de tener pesuñas poderosas no daña a los demás, al contrario, es tan dulce y bondadoso que dona su corazón a quienes sólo lo ven como jamón de emparedado para el almuerzo.
     El inocente cerdo nos recuerda que tenemos un mejor destino que él, y a pesar de eso nos incita a reír, reflexionar y, a imitación suya, ser alguien mejor con los demás.

 

 

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