La espera de la larva / Mara A. Gutiérrez

 Los sueños no son siempre la añoranza de lo inalcanzable….
     Yo siempre he creído en la transformación de la larva, vivo esperando el instante perfecto en el que el cuerpo se vuelve el medio y la existencia una profecía. No creo mucho en el destino, creo más bien en las concordancias entre el sentimiento correcto y la acción adecuada. Todo es cuestión de causa y efecto, las alas de la mariposa tienen dos fines: la belleza, que es abstracta y ambigua, y el arte y la trascendencia de volar (aunque no es el mismo cielo para una pupila que para la otra).
      NO es tanto un instinto de flotar entre la marea indefinida, porque hasta el movimiento acuoso tiene un sentido y una forma, es por esa teoría del agua en una sola dirección, más que dejarme llevar, para mí es seguir el curso de las cosas no hacia lo indefinido sino hacia las cosas mismas, porque todo al fin es cuestión de karma y energía, o por lo menos es el pensamiento al que me aferro para mantener mi fe viva.
      No me consta la belleza de las alas, la planeación y la ligereza del vuelo, sólo el placer de no condenarme eternamente a capullo y la obsesión por el futuro. Y no me refiero a un futuro medido en años, sino ese que trascurre justo en este momento (que ya pasó y ha muerto en el teclado, en cada letra, y sigue muriendo incluso antes de que yo termine de afirmarlo).
      NO sé en realidad qué predicciones o paraderos cósmicos me depare esta vida de por sí indefinida y loca, pero he aprendido a amar su belleza indescifrable y a no entender lo que por más que investigo se me hace más irrevelable.

 

 

Comparte este texto: